Mar Marchante Ortega es un ave nocturna que se recrea
en la introspección que el reflejo de la diosa luna inspira al poeta. Es una
princesa medieval enamorada. Mar es el pulmón marítimo que oxigena la tierra.
La esperanza y alegría de los pobres, la abogada de los desequilibrios.
Si la vida es una competición Mar Marchante es una de las más sólidas defensoras de la libertad, de la vida, de la superación, de la creación de nuevos espacios de amor, de poemas. Mar es la fusión con el líquido elemento, un elemento de acuarelas azules, de vientos de cambios, de espacios decorados por la espuma y el salitre y teñido de aromas a Mar. Mar quien muerde el alma de nuestra poeta recibe el elogio de su víctima, una enamorada del vaivén del oleaje, de sus misterios, de su bravura, de su encanto, de su paz y de su enojo.
Una profesora vocacional que enseña por placer más que por obligación. Una poeta con nombre con denominación de origen: Macarena.
"La vida no se trata de encontrarte a ti mismo, la
vida es crearte a ti mismo", George Bernard Shaw. Escritor irlandés
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¿Quién es Mar Marchante? ¿Nos muestras un poco de ti?
Soy una algecireña enamorada de su ciudad, Algeciras. Enamorada del mar
que la acaricia, del mar al que siempre miro y admiro. Mi vinculación con el
Mar es muy estrecha. Cuando me fui a Sevilla a estudiar empecé a echar mucho de
menos el mar. A mis regresos me pasaba las horas muertas observándolo desde la
terraza de la casa de mi madre. Nadie mejor que ella para acertar que me tenía
que llamar María del Mar, como la patrona de Almería, de donde ella es.
¿Sueles conseguir lo que te propones?
¡Siempre! Podré tardar más o menos pero al final consigo lo que me
propongo.
¿Eres intuitiva? ¿Sueles tener corazonadas?
¡Sí! No soy nada cerebral. Soy muy pasional. Si tengo un sueño, una
corazonada o un pálpito… lo persigo. Puedo equivocarme. No me importa. Al fin y
al cabo estamos aprendiendo a vivir y a aprender de las equivocaciones.
¿Por qué?
No se puede aprender de los errores ajenos porque no te dejan las
cicatrices que son necesarias para aprender por ti mismo.
En algún momento alguien me recomendó que leyera biografías que eran una
fuente de inspiración para mejorar uno mismo. ¿Crees que es algo necesario?
Las biografías de los demás son parte de un aprendizaje. ¡Sí! Es cierto,
pero es un aprendizaje que se debe de adaptar a tu propia vivencia, así mismo,
esa reinvención es la clave del aprendizaje. Me reitero en la idea de que nadie
muere en carne de nadie, nadie escarmienta en carne ajena y a nadie le duele
como te duele a ti lo tuyo.
¿Te adaptas con facilidad a las dificultades?
Me adapto con dificultad. Soy una persona muy fuerte pero muy sensible.
Mi fortaleza empieza cuando creo que estoy totalmente hundida. Cuando toco
fondo es cuando me conciencio de que tengo que levantarme. Ya no hay pasos atrás.
Cierto es que desde que soy madre me he dado cuenta que tengo una fuerza que
desconocía. Soy de llorar mucho, de patalear, de sufrir pero al final, me
adapto y progreso adecuadamente.
¿Qué es ser madre?
Ser madre da fuerzas. Ser madre es aprende a usar las alas que te crecen
cuando nace tu hijo.
¿Tímida o extrovertida?
Muy extrovertida, pero esto es quizás apariencia. Los escritores en el
fondo somos grandes tímidos.
¿Qué defiendes a ultranza?
La verdad, la honestidad. Si hay algo que no soporto es la mentira, las
verdades a medias, a la gente que miente, a la gente extremadamente
diplomática. Defiendo a ultranza los valores tradicionales: el amor, el
respeto, la honestidad, la generosidad - algo que hoy día es muy difícil
observar, la gente se ha vuelto muy egoísta -. Defiendo luchar por el sueño que
tienes. Yo he estado muchos años pensando que sería escritora y que el libro
que escribiera me provocaría un placer infinito. Quizás los sueños puedan ser
descabellados pero son sueños, son ilusiones que no se deben de romper. A veces
hay que esperar un día o toda una vida para conseguirlos, pero sí, me he dado
cuenta de que si se lucha por los sueños se acaban consiguiendo.
¿Quién es tu madre?
Una heroína del destino. Ella es una luchadora. Hablo de ella en un
poema que se llama: “Valerosa Amazona”. Desde muy pequeña ha tenido que luchar
a diario. La vida es lucha. Ella no tuvo la oportunidad de estudiar, se dedicó
a ser las manos que le faltaban a mi abuela. Le ayudó con sus hermanos. Si ella
está orgullosa de que yo consiguiera ser profesora, más orgullosa estoy yo de
ella. Ella no sabe hasta que término lo estoy. En la etapa más difícil de mi
vida tuve que apoyarla a superar un cáncer de mama. En cambio fue ella la que
me ayudó a mí a superarme. Anímicamente fue lo que la salvó. Pienso que las
personas que perseveran en la lucha son las que alcanzan sin duda sus
objetivos.
Yo me miro en el espejo de mi madre para luchar.
¿Quién fue tu padre?
Una persona maravillosa. Por desgracia se fue cuando yo tenía
veinticinco años. No he podido compartir con él a mi hijo, ni mis becas, ni mi
primer libro… A pesar de ello, veo muchas cosas de mi padre, en mi hijo, en su
sonrisa.
Un enamorado de Algeciras. Muchísimas personas le querían y le conocían.
Tenía una visión de la vida muy particular, muy especial. Cuando nadie viajaba
el había viajado por medio mundo. Visitó París, Roma, Nueva York... Valoraba
muchísimo la cultura, el intercambio de sensaciones y de experiencias, probar
comidas nuevas, ver otros amaneceres con otros colores diferentes. Es algo que
me inculcó. Nos llevaba a mi madre y a mí por toda España. Recuerdo con
nostalgia cuando contrataba a guías turísticos en Granada para que yo
aprendiera sobre la Alhambra y su “Patio de los Leones”.
¿Cómo recuerdas las navidades junto a él?
Recuerdo que la Navidad era su época fuerte de ventas. El era
representante de productos alimenticios. A pesar de ser la época en la que más
dinero podía ganar, era en la época en la que más regalaba. Recuerdo los
pasillos de casa llenos de regalos para repartir. Mi padre fue una persona muy
generosa.
Tengo un recuerdo muy especial desde pequeña. Igual no me hubiese dejado
contarlo si aún estuviese vivo, pero por desgracia, como no está lo cuento. Ya
no me va a regañar… Todas las Navidades me obligaba a ir en secreto al asilo de
Algeciras a llevarle a las monjitas cajas y cajas de productos navideños. Como
nunca me dejó decir de quién venían cuando las monjitas me preguntaba yo no
podía decirles nada. Ellas me daban un besito en la frente y me regalaban una
estampa que siempre guardaba con mucho cariño.
¿Cuáles son tus zonas erróneas?
Eso lo has cogido de un poema que se llama “Testamento” de mi libro
“Metáforas de Mar”
No, sino en alusión al libro del Dr. Wayne W. Dyer
¡Ah! Mis zonas erróneas son todas aquellas que han surgido por
equivocación. Todas las apuestas fallidas que he hecho, todos los errores que
he cometido, todas las veces que he confiado en alguien y he fallado, todas las
veces que he intentado cerrar una cicatriz sin puntos de sutura y eso es
imposible porque sigue sangrando siempre. Mis zonas erróneas son batallas abiertas
que al final no tienen ninguna historia. Supongo que todos tenemos zonas
erróneas lo que ocurre es que no todos deciden verlas o enfrentarse con ellas.
Creo que hay ser valientes, que la vida no es refugiarse en la mentira, ni en
la cotidianeidad o la rutina porque eso no es vivir sino morir cada día un
poquito más rápido. En la vida hay que avanzar y encontrarse vivo. Esas zonas
llegan a tener demasiado protagonismo en la vida y hay que armarse de valor y
decidir afrontarlas, aprender de los errores para no cometerlos de nuevo. Tras
ello hay que decidir comenzar la vida de nuevo, dejar el pasado donde se
encuentra, no sufrir más por él, a veces, ha podido hacer mucho daño y hacerte
a la idea de que la vida es maravillosa, que hay que vivirla a pesar de creer
durante un tiempo que se ha estado muerto.
¿Sueles dejar para mañana lo que puedes hacer hoy?
¡Nunca!
¿Donde se encuentran los brotes de esperanzas?
En el día a día, en mi hijo y observar como progresa paso a paso, en la
superación de la enfermedad de mi madre; a veces nos damos cuenta de que no es
tanto como creemos cuando dan la mala noticia porque luego se puede superar. En
mi caso también en la nueva pareja que te invita a salir de la cama con una
nueva sonrisa, reforzada, alegre, sin miedos ni engaños. Una persona que me
hace sentirme una mujer maravillosa. Los brotes de esperanza los percibo en el
sol de cada día, en un amanecer, en agradecer a diario cuando me levanto el
seguir viva, en mis amigos que nunca me abandonan…
¿Sueles pensar en la muerte?
Durante un tiempo me atormentaba. Sobre todo cuando murió mi padre. Solo
pensaba en eso. Me marcó. Me marcó que estuviese dos días en coma antes de
marcharse. Pero ya no pienso en ella. Si piensas en la muerte no vives. Tengo
la convicción religiosa en mi Dios que no en la Iglesia. Creo en Dios, creo en
los hombres de buena voluntad como él decía, en los hombres que hacen la
Iglesia.
¿En quien o en que tienes fe?
Le tengo mucha fe a Juan Pablo II y a la Madre Teresa de Calcuta. Y una
fe exagerada a la Virgen de la Macarena. Eso me hace pensar que la vida terrena
es un paso y un paso más es la muerte. Todos necesitamos pasar ese trance para
regresar, porque regresaremos. Todos regresamos para reencontrarnos con un
cuerpo nuevo y una mente nueva. Creo que es un renacimiento, una
reconstrucción, una regeneración del ser. Necesitamos morir para volver a
nacer.
Convencida de la reencarnación
¡Por supuesto! Con total seguridad. Tanto que creo haber sido en otra
vida anterior un ciudadano del foro romano en cuerpo de hombre. Desde siempre
he estado vinculada a Roma. Aún, por avatares del destino, no la conozco. Pero
tengo la seguridad que algún día volveré.
¿Cómo nace en ti la atracción por las letras?
Desde pequeña comienzo a leer clásicos como Bécquer, Juan Ramón Jiménez,
Machado, Lorca, Miguel Hernández. Yo amaba la literatura. Me enamoré de ellos a
primera vista. Yo quería ser escritora. Cuando yo leía un libro sentía, y sigo
sintiéndolo cuando leo, que a mi alrededor no existía nada más. La literatura
es un Universo que te traga. ¿Has leído “La Vorágine”?
¡Sí!
Pues esa selva que acaba tragándote para mí, a veces, es la literatura.
La literatura traga para que olvidemos los problemas de alrededor, para abrir
horizontes nuevos. La literatura puede tragarte, embullirte y no darte tregua o salvarte.
En una entrevista me preguntaron en una ocasión que si había algún libro
que no pudiera leer. Yo no creo que no haya libros que no se puedan leer sino
que hay libros con los que no conectas en tu realidad. En otro momento de tu
vida, quizás puedas, acercarte a ellos.
No hay momentos inadecuados o libros inadecuados para la literatura sino momentos
en los que tienes que dejar pasar un tiempo para volver a acercarte a ese
libro.
La literatura para mí es por una parte Salvación, a veces escribo
para defender lo que pienso, es siempre una catarsis, sobre todo cuando escribo
poesía y por otra es un grito de denuncia.
Como dijo Huidobro: “El adjetivo cuando no da vida mata”
Quiero crear una literatura imposible, una literatura artística, recreadora,
evocadora, cercana. Quiero que las personas que lean lo que escribo, sientan lo que escribo.
Decía también Huidobro: “Poetas haced que las rosas se conviertan
en verso”. Es lo que pretendo.
¿Es el dinero o la fama los motivos de tu escritura?
No escribo a menos que sea por necesidad de escribir, de transmitir.
Poesía e investigación, ¿has pensado en la novela?
Pocos saben que tengo una novela que estoy escribiendo: “El misterio de
Adela”, a pesar de ser muy complejo escribir los sentimientos en un género
inventado. Hay que saber orquestar muy bien la polifonía de las voces que se
suceden en la novela y ello es algo arduo.
Siempre le digo a mi amigo Stewart Mundini otro de los grandes de
las letras de Algeciras que la poesía habla de uno mismo, mientras que la
literatura de la novela es la otredad, es el hablar del otro. Yo no puedo ser
objetiva, casi siembre soy subjetiva, así que si quiero hablar de sentimientos
no puedo inventarlos.
Si no escribes por escribir, sino por escribir bien debes de hablarme de
Álvaro Calvete
¡Bueno! Álvaro es amigo mío, compañero de profesión somos profesores.
Le decía a él cuando estaba leyendo “La enviada de Dios”: Álvaro estoy
leyendo “El Código Da Vinci”. Vi tan logrado, tan cohesionada la trama, los
detalles que me parece un escritor magnífico. Álvaro tiene una mente
maravillosa. Su primer libro: “La Alianza de los Reinos” es muy buen libro. Es
un libro de literatura artúrica del Medievo, pero el salto que ha dado hacia la
intriga y el thriller psicológico, con sus encuentros y desencuentros con el
destino me parece increíble. Ese salto temporal de la literatura artúrica de
novela medieval a ese thriller psíquico me sorprendió.
¿Consideras que hayas conocido en alguna ocasión la felicidad?
El día más feliz de mi vida fue cuando nació mi hijo. Yo creía que ese
día sería el tope. Pero no. Ahora estoy pasando una felicidad muy bonita, mucho
más madura, más reposada, más serena, sabiendo lo que quiero. Creo que en la
vida, salvo ocasiones especiales, la felicidad absoluta como valor no existe.
La felicidad con mayúsculas no se puede tener todo el tiempo. Quizás sean
instantes y esos son los que llenan, a los que hay que aferrarse. En estos
instantes puedo decir que he encontrado una pareja que me hace inmensamente
feliz, que es genial con mi familia, con mi hijo, conmigo y con mis amigos.
¿En que momento le encuentras?
Cuando menos creía que aparecería. Llegó en un momento en el que me
encontraba desnuda en la vida. Fue un momento en el que me di cuenta de que el
proyecto de vida en el que invertí diecisiete años se vino abajo. No tenía
fuerzas para mirarme al espejo. El me enseñó que si no me quería a mi misma no
podría querer a nadie. De repente aprendí a quererme y a quererle. Apareció en
mi vida como un mago. Es una persona honesta, honrada, con unos valores morales
increíbles, una persona que admira mucho mi trabajo, que me valora, me anima,
me apoya. El es Luis.
¿Has cumplido algún sueño de cuando fuiste niña?
Ser profesora, ver mis libros publicados, ser madre… Muchos.
Un sueño por cumplir
Ir a Roma, ser Jefa de Estudios en un colegio.
Un secreto
Ya he hablado de mi gran profesión y devoción por la Virgen de la
Macarena. Poca gente sabe que cada año que estudiaba en Sevilla iba a
verla. Ahora que ya no estoy en Sevilla la noche que sale del templo la espero
en Canal Sur Televisión a que procesione. Además tengo prometido llevar a mi
niño a verla. Te cuento algo más. Mi hijo es muy Macarenito. El siempre,
como yo, ha sido un niño atípico. A mí no me gusta la gente muy común, no es mi
estilo ir con el rebaño, me gusta marcar la diferencia, salir de la norma y mi
niño no se dormía con ninguna nana, sino con la marcha de la Macarena. Y
claro le cantaba el Himno de Carlos Cano que dice: “En el árbol de la
Macarena…” Cuando alguien dice Macarena dice: “Macarena, guapa, guapa y guapa”
y solo tiene dos añitos.
¿Qué opinas de las penurias que están ocurriendo hoy día?
Durísimo. Lo que si he podido comprender
de las circunstancias que se están viviendo, de las situaciones que hacen que
muchos sobrevivan, es que los ricos cada vez son más ricos y los pobre menos
agraciados, más pobres. Que hay un montón de gente solidaria que hace mucho y
no se sabe, que cuando se está en sitios complicados se conocen gente buena,
gente que seguramente si la ves por la calle no llegas a conocerles. Cuando
esto ocurre, cuando te das cuenta de los dramas que acechan a las familias, en
ocasiones te sientes privilegiado a pesar de tus problemas. Hay gente que
siguen apostando por la humanidad, que siguen ayudando a los demás, que te
llaman para saber cómo sigues, personas con un corazón enorme, que sigue
habiendo personas que aportan y aportan en positivo. Aunque también las hay muy
malas que si te ven mal te pisotean en vez de ayudarte. A esas personas no les
deseo el mal, al fin y al cabo, necesitarán suerte. La necesitarán tarde o
temprano. Este tipo de personas nunca acaba bien.
Tu máxima
“No hacer mal a nadie”.
En las circunstancias adversas siempre se encuentran grandes personas, grandes
amigos que no esperabas encontrar en el camino. De todo lo malo se puede sacar
algo bueno por pequeño que sea. Por ello merece la pena pasar los malos
momentos.
María del Mar Macarena Marchante Ortega
Juanjo Sánchez ©
22 de mayo, 2015
Algeciras, Hotel Globales Reina Cristina