domingo, 6 de septiembre de 2015

Elena Ortega - Presentación -

Bahía: La yegua que susurra a su amazona

Impaciente buscadora de historias es la verdad de los detractores de la censura.

Alocada, vivaz, oportuna y alegre, quizás heredera de la sonrisa tailandesa, es la impetuosa amazona que a lomos de “Bahía” surca el horizonte de su felicidad, una felicidad compartida mujer contra mujer: yegua y amazona.

De fuerte carácter derrocha sonrisas y lágrimas. Elena es la alegría de la vida, la jaca desbocada por el sentimiento de libertad, una realidad del periodismo de investigación, cuarzo de arcoíris que busca la paz y a su vez la intranquilidad, la noticia, las historias que destacan afectividades; es la ternura de un encuentro, el beso al alba, las lágrimas de un recuerdo, la luz del amanecer, el conflicto para zonas rebeldes, la descubridora de crónicas ocultas, el referente y la exploradora que escudriña al desconcierto; es una escritora novel que desborda pasión por su trabajo y por su amiga del alma, su melliza, una inconfundible yegua nevada con nombre de refugio marino.


Morena, de larga melena, tez cordobesa y ojos enigmáticos, es la trasparencia de un corazón que aún derrama emociones traslúcidas por José Luis, su abuelo.

Elena es la misión absurda de sus contrarios, la protagonista de una misión imposible llevada siempre a buen término. Es la fuerza motriz de una pasión, de una forma de vivir, de un placer por descubrir; es el incendio, la huella en el camino, la naturaleza salvaje del viajero, la marca de un lema: “Ni una más”, el sudor del esfuerzo, las mil y una noches en el corazón del peregrino; el blanco inmaculado de una imagen, el temperamento del investigador, el genio del escritor, la incertidumbre del lector, la condición del temerario que busca el mayor éxtasis posible en la consecución del hallazgo.

Elena es el ataque a la insolencia de la censura, la defensora encarnizada de la mujer de Ciudad Juarez; la friolera experiencia bajo cero en Rusia, la alegría por la vida en Tailandia, la contradicción y la belleza de la Guerrera en el gélido invierno de Chernóbil, la energía del triunfo, la ternura de la infancia, la fórmula primigenia de la cápsula de la felicidad, el porqué de la creación.

Elena es mercader de inquietudes, de paisajes, de fotogramas, de históricas emociones, de reportajes con una sola firma marcada por una notable personalidad, la de Elena Ortega: una espeleóloga en un mar de vida, una arqueóloga de emociones, una ciudadana alrededor del planeta y una Doctora en indagación. Titán de acero inmerso en los entresijos de una alianza de civilizaciones, es el perfume marino que embriaga al marinero, el aroma a las noches en el amazona y la imagen de la esperanza de Malú, otra defensora de la verdad.

Elena es su propia nave nodriza, esa misma que encamina hacia el horizonte incierto de un soleado paisaje balear, su último destino de descanso donde ha renovado su condición preocupada por el mundo que le rodea.

Elena es la confidente de un mundo mejor, la conspiradora de grandes gestas, la emoción y el cariño por la familia, el bienestar de la alborada, el esplendor de una vida ansiosa de conocimiento, el ímpetu del riesgo.

Elena, así se llama una nueva protagonista en “Coffee with Juanjo: encuentros con sabor”, la protagonista de un nuevo sueño lúcido, de una nueva entrevista que tuve el enorme placer de realizar en la Capital del Reino Español, Madrid: su ciudad natal, este pasado verano.




sábado, 5 de septiembre de 2015

Liona Hotta Gilad - Presentación -

LIONA HOTTA GILAD, un brote verde de Auswich.


Marcada por el nacionalsocialista gobierno alemán durante el Tercer Reich es el brote verde y la esperanza de un exterminio cruel, el germen de un nuevo día, la superación frente a la sinrazón que opaca el nazismo.

Aquel pasado que no vivió podría haber sido más fácil pero no se queja, simplemente se emociona cuando vuelve la mirada atrás y trata de conocer el germen ubicado en tierras húngaras, lugar de procedencia de sus ancestros, aquellos orígenes en el que le arrebataron antes de nacer en un pretérito siglo XX, parte de sus orígenes Judíos en los campos de exterminios de Auswith, lugar en el que los sueños dieron paso a las más crueles de las pesadillas.

Primer día de la aldea (kibbuts) donde nació Liona 

Próximamente el presente de Liona Hotta Gilad, nieta de Auswith y nacida en un pequeño kibbuts de Israel, quien se emociona por quienes no despertarían jamás de una mala pesadilla para cuidarla, mimarla, abrazarla y quererla.

He aquí la respuesta frente a la dureza de la vida; si cantando se espantan los males, que mejor que un vídeo de Liona con personalidad propia.




Plazoleta San Isidro

Plazoleta de San Isidro y la libertad: siete noches después.


“San Isidro”, el tradicional y castizo barrio algecireño, donde las fantasías y las realidades se hallan en un cruce imaginario de cuatro caminos: la cruz del centro de su plazoleta, ha sido testigo del nuevo punto de partida de “Tito Muñoz” uno de los perfumes latentes de la poesía y las letras en el corazón de muchos.

En una de esas noches andaluzas, aromatizadas de poemas, símbolos y estrechos versos, a veinte pasos de un pasado que me abraza y que no olvido junto a las deliciosas canciones primitivas que arrullaban los jilgueros de la Calle Libertad número veintiséis, hoy día sin número y con el nombre de Ana, a saber de la posible relación con la que fuese Ana Ruíz Serrato, procedente de la que fuese pedanía rondeña hasta el 19 de diciembre del 2014, señora de Francisco Rabaneda Pérez inquilino de aquella casa de principios del siglo XX, y  en una plazoleta que yo no pisaba desde el año 78, treinta y siete años después la mancillada palabra libertad recobra aún más sentido cuando el palpitar de los versos y la belleza de las letras se convirtieron en el estandarte que empuñó nuevos y soleados horizontes.


Como reza una de las canciones del grupo 
de rock Los Rebeldes:“La libertad crea adicción”.

Ante la emocionada mirada de Inmaculada Nieto Castro, sobrina del emblemático Flores "El Gaditano", a fuego lento como se cocinan las mejores comidas en cazuelas de barro y sobre una brasa candente con olor a leña y carbón, en la castiza Plazoleta de San Isidro de Algeciras, se ha montado un tugurio donde el publicista Sorolla Quiñones-Montoya, “Tito Muñoz” recibe un sentido, querido y sensible homenaje presentado por Rosario Pérez Villanueva en el que participan una sublime tribu de artistas, cantautores, escritores y músicos de la talla de las grandes figuras del arte. Entre ellos, caben destacar, Andrés Vázquez de Sola (Maestro de viñetistas y defensor de la libertad), Felipe Benítez Reyes (Escritor), Lucía Socam (Cantautora, Guitarrista y Flautista española), Ascensión Sotomayor (Poeta), Julia Jiménez, Chus Feteira (Escritora), Nuria Ruiz Fernández (Periodista Digital, Escritora y Poeta. Directora del programa “Arte y Cultura Aunando Orillas” en Radio Alameda de San Roque, Cádiz), Pedro Andreo, Carmen Sánchez (Poeta y Subdirectora de la Revista Hércules Cultural), Ismael Cabezas (Poeta y Escritor), Juan Emilio Ríos (Poeta), Dolors Alberola, Fernando Macías, Ángel Mora, Fernando Polavieja (Cantautor), Camilo de Ory (Poeta, Narrador y Articulista español; sobrino-nieto del Poeta Carlos Edmundo de Ory), Stewart Mundini (Poeta), Antonio Romera “Chipi” (Músico y Cantautor, Vocalista del grupo musical “La Canalla”), Antonio Marín, Juan Gómez Macías (Pintor y Poeta), Juan José Téllez (Escritor, Biógrafo de Paco de Lucía y Periodista), Luis García Gil (Escritor), Sara Holgado (Cantante), Javier Ruibal (compositor, guitarrista y cantante), Juan Pinilla (Cantaor Flamenco), David Caro (Guitarrista), Carlos Segarra (Vocalista del Grupo de Rock “Los Rebeldes") entre otros; y de modo virtual a través de mensajes dedicados al homenajeado, amigos que no pudieron asistir como Luis Alberto de Cuenca, Luis Eduardo Aute (Cantante) y Luis García Monteroa fuego lento y guitarra en mano, delante de un público entregado, Serrat: “El noi de Poble Sec”







quien apura cada segundo, cada abrazo de corazones con Tito Muñoz, como si nunca lo hubiese hecho, se atreve a cerrar una noche mágica bajo la emocionada mirada de una luna mora hechizada por la coquetería con la que, entre las nubes del levante costero, Joan Manuel acaricia a una sugerente señora con curvas infinitas y garganta hueca, una señora con seis cuerdas vocales y su propia voz: la música, los acordes de una primera y emblemática canción donde la ciudad de Algeciras comienza a destilar aroma a Mar alrededor del mundo dos años antes del romance entre dos aguas, del célebre Paco de Lucía.


Si de la mano de Paco Algeciras ha recorrido, sin moverse de su enclave natural, un mundo desconocido para ella, con Joan Manuel Serrat comenzó a cosechar otras de las grandes conquistas en el cosmos terrenal, el reconocimiento de esta encantadora localidad donde nace el antiguo y palaciego Mediterráneo, ese que da nombre a la canción con la que clausuró una noche asombrada e iluminada por la calidad de los poemas, la música, los agradecimientos, las emociones, los regalos, los aplausos y las sorpresas.