ÁLVARO AGUILAR CALVETE - EL CABALLERO DE "LA ALIANZA DE LOS REINOS"
Nada es lo que una vez
fue ni lo que será. El avance y el desarrollo son los pistones que el motor:
las ideas, dirigen hacia el progreso. Y si la dignidad es el valor del decoro y
la utopía la del indecente cuando las máscaras se desvanecen, los pactos de agresión
empuñan armas, las palabras dan paso a la difamación y de los corazones emergen
mantis con dimensiones de dragón, el Caballero de la Alianza de los Reinos
asoma por el horizonte con el cariño y la ocupación de proteger con su honor,
su inteligencia y su ímpetu a quienes, con argucias, han sido víctimas de
quienes se sujetan al trono de naipes de sus mentiras.
Ingeniero de caminos,
caminos que se forman con su cabalgar, es el Caballero de condición medieval al
que un día, la naturaleza divina de su concepción, le regaló el sentido de la
modestia, de la generosidad, del aprecio y de la educación.
La pureza del medio
ambiente en el que se desenvuelve, la influencia de sus sueños y la pasión del
sentir, son los inolvidables recuerdos que atesora este personaje, maestro de
vocación tardía y escritor amante del Medievo, del misterio, del thriller, de la
cultura y del arte.
Álvaro Calvete es descendiente de la persistencia, la resistencia, del
poder legendario de las rapaces, la fuerza y la velocidad, la tenacidad y la
solidez de carácter, la garra del Águila conquistadora de grandes cimas y
complejos desafíos y bondades. La claridad y la suspicacia de sus orígenes
castellanos junto a su pasado ancestral en la Serranía de Ronda le abocan a
liderar a líderes, pequeños y grandes.
Ilusionado, de nuevo,
por el amor del suave nombre de una mujer, Vanesa coge el timón de su vida y
capitaneando el destino, junto a sus novelas, navega en la soledad de sus
noches de creación.
¿Quién está detrás de
las novelas “La Alianza de los Reinos” y “La Enviada de Dios”?
¡Bueno! Soy yo, Álvaro Calvete Aguilar. ¿Y qué te voy a
contar de mí? Es algo complicado. Aunque nací en Ronda, en mi D.N.I. pone que
nací en Benarrabá, un pueblecito de la Serranía de Ronda, en la
provincia de Málaga, con unos setecientos habitantes, entre los que nos
encontramos varios autores literarios, muchos artistas, músicos y poetas. Hay
mucho arte y artistas entre tan pocos habitantes.
¿Cómo llegas a
Algeciras?
Aunque al comienzo de mi vida, por
trabajo de mi padre, Agente Medioambiental, viví hasta los siete años en Jimena
de la Frontera, de nuevo por su trabajo hubo un nuevo traslado y nos vinimos a
Algeciras, donde ya nació mi hermana Marta, tres años más pequeña que yo.
¿Hacia dónde se dirigió
tu futuro?
Hacia la educación. Aunque he de
reconocer que hasta que no comencé a ejercer no se despertó en mí la vocación. He
descubierto una nueva pasión: los niños y sus aprendizajes. Después de pasar
por el Colegio Público “Bahía de Algeciras” y por el Instituto “Levante” de La
Línea de la Concepción donde hice Magisterio tuve la suerte de entrar como
maestro de Educación Física y de Primaria en el “Colegio Inmaculada” de
Algeciras. Mientras, he obtenido muy buenas notas en varias oposiciones pero
sin éxito. Existen muy pocas plazas.
Creo que acerté con la profesión que
elegí casi por casualidad.
Bueno pero en el camino
también se te han despertado las musas de las letras, ¿no?
Comencé muy pequeño a escribir en
cuartillas que yo mismo recortaba. Mis primeros escritos los guardo con mucho
cariño. Y sí, es cierto que la literatura es otra de mis aficiones, junto al
deporte y los viajes.
De ser una afición a
lanzarte a escribir un primer libro ¿qué tuvo que suceder para ello?
Dragón Quest es un juego de RPG que me marcó tantísimo que me decidí
a escribir “La Alianza de los Reinos”: mi primer libro. Cuando acabé el juego
supe que yo también quería contar una historia como aquella. Un libro que
describe una historia de aventuras en un mundo ficticio donde la épica, la
fantasía, los castillos y las princesas son elementos románticos en la novela.
Los personajes son todos humanos,
podrían haber aparecido seres mitológicos pero no, son todos personas ficticias
que le dan vida a una novela juvenil del género de la fantasía.
Has hablado hace unos
minutos de los habitantes de Benarrabá y que allí hay varios autores e
infinidad de artistas. La proporción es bastante alta en comparativa con la
población existente, ¿a qué se debe?
(Responde entre risas)
Quizás sean las aguas del Genal,
igual que les sucedió a los Hobbits cuando bebieron en el Bosque de Fangorn y les
hizo crecer. Tal vez a nosotros nos desarrolla la vena literaria y artística.
¡No lo sé!
Eres muy joven, uno de
los pocos que he entrevistado con solo treinta años, así que la respuesta es
muy cercana en el tiempo. ¿Qué recuerdas de tu reciente niñez y juventud?
Hasta los siete años pasaba los
fines de semana en Benarrabá, el pueblo de mi madre. Luego también, pero
ya era más complejo ir desde Algeciras. Desde Jimena en media hora llegabas al
pueblo, luego ya tardabas más. Y recuerdo como jugaba todo el día en la calle
con mis amigos. Hoy eso se ha perdido. Los meses de verano, que los pasaba allí,
poco pisaba la casa. Era una vida sana rodeada de naturaleza y de valores, sin
preocupaciones algunas, sin desconfianzas; las puertas de las casas se dejaban
abiertas, se vivía con mucha tranquilidad y calidad de vida.
Hoy día cuando echo la vista atrás
me llama mucho la atención. Aquello que viví hace poco más de veinte años ya no
existe. Era otra época. La era digital ha hecho mucha mella y los excesos hoy día
están muy acusados. No es mala la era digital, pero con límites y medidas más
definidas sería mucho más provechosa y la vida más equilibrada.
¡Muy bien hablas de
Benarrabá!
Y lo que puedo seguir hablando.
Podría volverme loco haciéndolo. Es un pueblo junto al Río Genal que desprende
magia y hechiza a quien va por primera vez. Su gente es amable, cercana,
acogedora; aunque no conozcan al forastero le saludan, le agasajan, le atienden
como a uno más de los suyos.
Los productos gastronómicos son
todos buenos y baratos, los pocos bares que hay siempre están llenos. Sus
paisajes son los de un paraíso terrenal. ¿Qué voy a contar de mi pueblo que no
sea cierto y atractivo a la vista y al sentir de su gente y de quienes nos
conocen? No sería bien nacido si no fuera agradecido. Y sí, soy un enamorado de
aquellas tierras.
De nuevo será el Genal la pócima de
mi agradecimiento.
Una niñez con abuelos es
lo mejor, ¿verdad?
Tuve la suerte de conocer a los
cuatro. Y aunque recuerdo a todos, con mis abuelos de Zamora, Aurelio y
Ana, los progenitores de mi padre, no tuve todo el trato que me hubiese gustado
por la distancia; solo en verano cuando íbamos a verles, y a pesar de que mi
abuela paterna fuese de Algatocín, también de la Serranía de Ronda. A mi
abuelo Aurelio, le recuerdo muy estricto. Todo había que hacerlo al milímetro,
nunca andar descalzo, siempre dentro de un orden, de otra época, que él se
encargaba de vigilar. Para un niño como yo que venía de estar todo el día
jugando en Benarrabá, llegar allí me
resultaba duro. Mi padre ha heredado esa rectitud, pero los tiempos cambian. Es
una persona que sabe adaptarse y dejarse querer. La verdad que tengo la suerte
de tener unos padres muy buenos, que tanto a mi hermana como a mí nos han dado,
y nos siguen dando todo, y que siempre se han portado con nosotros de forma
inmejorable. Solo tengo palabras de agradecimiento para ellos.
Y respecto a mis otros abuelos, los
de Benarrabá, pues eran gente del pueblo con las características y
similitudes de los habitantes que te he descrito antes.
¿Qué te emociona?
¡Soy una nena! Y encima me encanta.
¡Qué le voy a hacer! Soy muy emocionable. Con cualquier cosa se me puede saltar
una lágrima y a veces las emociones me ponen en un aprieto. Cuando presenté La Enviada de Dios, nada más comenzar
con los agradecimientos, cuando nombré a mi hermana, quien no pudo venir por
estar en Madrid, donde vive, las emociones me comenzaron a azorar.
Es decir, tus motivaciones
tienen que ser apoteósicas.
Pues sí, me motiva cualquier cosa.
A pesar de ello, mi mayor motivación
es que se lea lo que escribo, y que quien lo haga le guste, se enganche a la
lectura, aprenda, quiera seguir leyendo más allá del final. Esa es mi verdadera
satisfacción. Hay quienes me han dicho que, en el caso del segundo libro, le ha
sido tan fácil de leer que, incluso con algo más de trescientas páginas, lo ha
leído en muy poco tiempo. Creo que tú tienes el récord.
Bueno, no rememoremos la
gesta. ¿En que número de ventas ha estado este segundo libro?
Entre los cien primeros, en España
ha estado máximo en el número cuatro del género policiaco, de suspense y negro.
¿Cuánto tardaste en
escribir “La Alianza de los Reinos”?
Cuatro años. Escribo cuando puedo ya
que el colegio me ocupa mucho tiempo. Cuando se tiene otro trabajo es muy
complicado escribir. Te quita mucho tiempo.
¿Es cierto que las musas
aparecen en la soledad y entre los claroscuros de las sombras de las noches?
Me gusta escribir de noche con la
lamparita encendida, en la soledad, con un foco que defina la oscuridad, con
los auriculares puestos y la música instrumental de bandas sonoras o música
clásica de fondo, ambientando los lugares mágicos que voy creando como
escritor. Y la magia se transforma en literatura.
¿Y el segundo, “La
Enviada de Dios”?
Soy de los que se lo toman con mucha
tranquilidad. El segundo lo acabé de escribir antes de comenzar a trabajar con
los niños en el colegio. Quizás si no lo hubiese terminado antes, aún no
estaría en el mercado. Suelo tardar varios años. Me gusta informarme,
investigar. Soy muy meticuloso, reviso y reviso, y sigo revisando. “La Enviada
de Dios” ha sido una obra muy laboriosa que me ha obligado a conocer Barcelona
y sus calles; sus direcciones, el tráfico, sus monumentos…
Volviendo a la
enseñanza. ¿Cuál es la mejor que se puede recibir?
El ejemplo. No se puede enseñar sin
dar ejemplo.
¿Dónde se encuentran tus
metas?
Todos los años, al comienzo de
enero, me propongo las que considero. Las escribo y las voy tachando conforme
las voy alcanzando.
Son objetivos a corto plazo. La vida
hoy no está preparada para que hagamos muchos planes en el futuro lejano, sino
para ir cumpliéndolos poco a poco. Igual mañana surge algún imprevisto e impide
que se logren metas que estaban organizadas. Igual mañana ya no esté aquí con
vosotros. Esto nunca se sabe. ¡Carpe Diem!
Por desgracia la vida de hoy es como
de usar y tirar. No se pueden hacer grandes planes.
¿Intranquilo por la
crisis de los treinta?
¡Vaya pregunta! A veces pienso en la
muerte, no lo niego. Estoy casi en la mitad de mi vida y con el doble estaré
cerca de la jubilación. No sé si es crisis pero sí que me planteo muchas cosas.
A este ritmo, cuando
llegues a los cuarenta ya me contarás. ¡Vaya respuesta!
Mi novia me dice a veces que me he
preocupado demasiado joven por cosas que quizás no hayan sido de mi edad, pero
he sido y sigo siendo así. Me preocupa la educación, la política, la sociedad, la
religión…, cosas que con veinte años ya ocupaban mi pensamiento. Hoy me ocupo en
ser feliz.
¡Un escritor que no
viaje, no es escritor ni “ná”!
Yo he viajado mucho, me encanta. He
ido a París, Roma, Florencia, Londres, Lisboa, Miami, Dubai, Barcelona, New
York… Me pateo el mundo cuando puedo, y este año ya tengo planeado ir a la
Costa Oeste de Estados Unidos y Hawaii.
Vale, aclarado. Eres
escritor.
(Las risas se suceden)
¿Te inquieta algo?
El perderme cosas en la vida, el
dejar de conocer, el no conseguir lo que deseo, en pensar que en un lejano
futuro pudiera arrepentirme de no haber disfrutado más de lo que lo haya hecho…
Quiero ser feliz y en el camino disfrutar de modo intenso
y vivir lo máximo posible.
Pero la vida eterna no es
una realidad ¿o sí?
Aunque seamos o no creyentes, pero
más aún si lo somos, creo que no estamos preparados para descubrir en vida el
desenlace del siguiente paso tras la muerte física. Hay un relato anónimo que
me parece genial. Lo protagonizan dos gemelos en el vientre de la madre.
Uno le decía al otro:
-
Oye ¿tú crees en mama?
-
¿Mamá? –decía el otro– Mamá no existe. ¿Tú la has visto?
-
No, yo no la he visto, pero la siento. Y a veces, si presto mucha atención,
hasta la escucho.
-
¡Anda ya! ¿Cómo va a existir vida fuera de la placenta? Es imposible la
vida fuera de aquí. Estamos conectados por un cordón umbilical.
-
Bueno ¿no será que no estamos preparados para esa vida fuera de la
placenta? Igual no. Tal vez nos imaginamos esa vida como es la que conocemos
ahora.
-
No, no, olvídate. No es posible la vida fuera del útero, y Mama, ¡no
existe!
En definitiva, creo que es una cuestión de fe. Pienso que
no estamos preparados para comprender lo que vendrá después. Hasta que no
lleguemos al nuevo nacimiento nuestro raciocinio no trascenderá al conocimiento
más allá de la reencarnación, la salvación o la vida eterna.
¿Miedo a la muerte?
Le tengo respeto. Si estuviese
cercano a ella seguro que me aterraría, aunque más que eso, entraría en un
cuadro de profunda tristeza. En la zona en la que vivo, el Campo de Gibraltar, existe
un índice demasiado alto de casos de cánceres, y si yo ahora muriese joven la
pena vendría por no disfrutar más de mi hermana, de mis padres, de todo lo que
la vida me puede dar: los viajes que deseo realizar, las novelas que quiero
escribir, los éxitos que aspiro tener, la educación que anhelo ofrecer, las
aventuras que aún están por emprender…
¿Mano dura, mano blanda
o pasotismo?
Un líder tiene que tener autoridad,
esto es indiscutible, pero para ello no es necesaria la mano dura sino saber
conseguir el respeto sin alzar la voz. Hay que ser ejemplo, hay que ofrecer
cosas que no suelen ofrecerse con frecuencia, cosas atractivas y que llamen la
atención, y siempre hay que saber tratar a los demás teniendo en cuenta sus
virtudes y defectos. Nunca reprochándoles los errores, siempre enseñando a
aprender, a conseguir las metas. Es decir, saber motivar a otros para que
lleguen a ser líderes.
Un William Wallace
seguidor de las sagas de juegos de rol y amante del verde primavera y del negro
dulce del chocolate, se deleita con el aroma a tierra mojada, con la
gastronomía y la esencia de un pueblo orgullo andaluz.
Comprometido con la
sociedad y con la educación no acaba de desenmarañar los sentimientos
encontrados que le produce la actividad socio-política en España.
Católico, apostólico y
romano es crítico de la Santa Madre Iglesia y no por ello detractor. Opina sobre
uno de los grandes aciertos de los últimos años en la iglesia: el Papa
Francisco, de quien se declara seguidor.
Álvaro es un coctel
explosivo de sensibilidad, de generosidad, de amistad, de, en definitiva, amor
a la buena educación, al saber estar, a la misión que tiene la formación en las
escuelas, a la diplomacia y la coherencia entre seres racionales.
Afortunado bajo el
amparo de una familia trabajadora, luchadora y educada en los viejos valores,
no lo ha sido tanto en el, tal vez, complemento aristocrático necesario para
sentirse en plenitud, quizás por la aspecto de buena gente y, por encima de
todo, genuino corazón. Dolido por la traición y agradecido por el afecto y la
ayuda de los demás, la sonrisa fresca y cómplice, reservada y discreta, de su
pareja, una farmacéutica responsable y divertida, una mujer, como asevera el
protagonista de esta historia, de las de antes, hace que el desafío del
Universo se torne encubridor del destino que los astros le tienen reservado a
ambos: el triunfo.
Juanjo Sánchez ©
22 de junio, 2015. Hotel Reina Cristina, Algeciras –
Cádiz –
“¿Y que te voy a contar de mí? Es
algo complicado.”
Decía al comienzo de la entrevista Álvaro Calvete.
Todos los derechos reservados Juanjo Sánchez ©