Tras la presentación que se publicó hace unos días, el pasado 15 de abril, sobre este singular personaje de la vida pública Algecireña...
Presentación AQUÍ
...toca publicar su entrevista
Parte I
¿Quien se considera ser
Juan Carlos Ocaña?
Ante todo un Algecireño, después un Campo-Gibraltareño,
un Andaluz con parte de su corazón en Barcelona y, por supuesto, un Español.
Una persona con ascendencia italiana y alemana aunque no lo entiendo cuando mi
apellido es Ocaña. Soy hijo de dos personas con una sobresaliente capacidad de
esfuerzo y superación; hermano mayor orgulloso y nieto seducido por unos
abuelos con un pasado a veces, amargo y agradable en otros momentos.
A grandes rasgos y con
el corazón en la mano, define a tu madre.
Sobresaliente. Después de que
nosotros, mi hermano y yo, conseguimos finalizar los estudios Universitarios,
mi madre nos dio una lección de superación, esfuerzo, lucha, sacrificio,
empuje, … Aprobó unas oposiciones que le llevaron a conseguir el puesto de trabajo
que hoy día disfruta.
Una anécdota curiosa y que le aporta
mayor valor es que se preparó unas oposiciones en la categoría de motorista
cuando ella no sabía conducir una motocicleta. Aún así supero su reto.
Sobresaliente.
¿Dónde comenzaron tus
inicios en la música?
Entré en la música por casualidad,
gracias a mi primo David. Hoy día la música es mi vida.
Hay una anécdota muy graciosa y que
me impidió entrar en la Banda Municipal la primera vez que opté a ello. Cuando
ocurrió, o eso pienso yo, fue a causa de un mordisco. En un ensayo, en el
Colegio Santa Teresa, Fernando, quien fuese el primer director que tuvo la
Banda Municipal de Música, me hizo unas pruebas y le di un mordisco.
¡A ver…!
En el entonces hacían algunas
pruebas que sigo sin comprender. El caso es que yo que tenía tantas ganas que
cuando me acercó la mano para ver que presión hacía yo con la boca, sin pretenderlo
se me escapó un sonoro, doloroso y sangriento mordisco. Quizás por ello no me
dejó formar parte de la Banda Municipal. ¿Quién sabe? Me dijo que tenía antes
que aprender música.
¿Quién te redimió el
pecado?
A posteriori, después de haber
pasado por el Conservatorio, conseguí entrar en la Banda Municipal Armando
Herrero con Alfredo Ramos, el siguiente director que tuvo. Con el aprendí a
amar la música. Pepe Blanco fue otro de esos bastones en mi carrera, fue quien
me enseñó Solfeo y Antonio Bross fue con quien aprendí flauta.
Aquí en esta ciudad la gente siempre
están de paso. Tuve profesores que iban y venían. La gente viene y se marcha,
pero ellos siempre estuvieron y están ahí. Han sido pilares fundamentales en mi
carrera de músico.
Alguien tan joven como
tú ¿qué valora cuando parece que la juventud esté algo perdida?
Valoro bastante todo lo que tengo.
Es mucho más que lo que mis abuelos tuvieron.
¿En que momento te
sientes con plenas facultades?
En diciembre. De forma
contradictoria es el mes de la luz a pesar de ser el mes con menos luz solar
del año.
Cuando menos luz hay más luz nos
ilumina. Y me refiero a la luz del espíritu. Los que se fueron dejaron su sello
en cosas bonitas. No quiero perder esta tradición. Hay quienes solo piensan en
la soledad de la ausencia de los seres queridos que se marcharon; hay quienes
se engañan por los recuerdos de tristeza en vez de recordar, con alegrías, los
buenos momentos que vivieron junto a esas personas.
¿Qué motiva a la persona
de Juan Carlos?
Yo me marco una ruta, un destino, el
camino que tengo que tomar. Cuando supero etapas, a veces, no siempre, miro
hacia atrás, sin detenerme, y me emociona ver que los pequeños pasos que he ido
dando me han llevado a estar donde en ese momento me encuentre.
Me motiva qué un sueño por muy
difícil que parezca se alcance.
La emoción es parte de
tu ser. ¿Cuál es la mayor motivación, esa que más te empuja a continuar tu
camino?
Ver una persona mayor levantarse
todos los días y seguir luchando por vivir.
¿Qué premio has vivido
con mayor intensidad?
Un libro de Peter Pan, con una
dedicatoria de D. Ricardo Silva, Director del Colegio Público General Castaño
de Algeciras. Una persona que fue un pilar indestructible de aquel pequeño niño
Juan Carlos.
Aún conservo aquel regalo como un
tesoro. La niñez nunca hay que perderla. A veces nos perdemos en visiones de un
adulto con la frialdad que un niño jamás haría. Por esa razón “nunca jamás”
como en el país de los sueños de Campanilla, se debe de olvidar ser niños.
Quizás esté ahí el secreto de la felicidad o el lugar donde encontrar
soluciones a los grandes conflictos que oscurecen la mente del adulto.
¿Algún error en tu vida?
¡Por supuesto! Soy persona y
tropiezo. Y aunque pienso que no soy más que nadie sé que no soy menos. No es
malo equivocarse, los errores sirven para aprender. El momento de dolor existe.
Sobre todo cuando las equivocaciones suceden. Pero cuando se cicatrizan las
heridas los fallos se ven con otro prisma y enriquecen las personas.
El más grande de tus
vicios
Mi mayor defecto es que me dejo
llevar por el corazón. En ciertas cosas hay que usar mucho más la cabeza.
¡Virtudes!
La mayor: la paciencia; la menor,
aquella que me encantaría potenciar y trabajar aún más: la diplomacia.
¿Eres creyente de algo
en concreto?
Si la energía ni se crea, ni se
destruye. Por tanto, no puedo dejar de creer en algo superior a nuestra
consciencia. Por supuesto que creo en algo más poderoso que no llegamos quizás
a comprender. Nos transformamos. Quizás son sugestiones pero sé que quienes se
han marchado de mi lado físicamente, no lo han hecho en espíritu. Sé que en el
fondo, tal vez por mi esperanza, quizás por mi fe, están ayudándome y me
acompañaran en la continuidad de mi vida hasta que me una a ellos de nuevo.
¿Religioso o Espiritual?
Aunque soy Cristiano Apostólico
Romano no comulgo con todas las tendencias de la Iglesia, ni con todas las
Iglesias. A mí no me gusta la hipocresía que se ve en ellas. A veces, nos damos
cuenta que hay personas muy fieles que van con asiduidad a la casa del Señor y
luego en la calle se comportan con indiferencias y distancias al evangelio de
Cristo.
No soy de ir mucho a la Iglesia. Como dice mi amigo Patricio hay que llevar la
Iglesia a la calle. Yo practico en la calle como lo haría el “Jefe”,
Jesucristo. Si yo veo alguien necesitado, si puedo, le ayudo.
Una ilusión
No te la voy a decir.
¡Vaya!
¡Bueno! Me dicen que estoy loco pero
no puedo dejar de desear que Algeciras sea una Capital. Qué consigamos entre
todos darle el lugar que se merece sería una gran alegría. La historia que nos
precede, la cultura, los personajes públicos que están naciendo en este trocito
de tierra son valores que aportan al resto de España diferencias. No puedo
dejar de soñar con ello porque una tierra milenaria como es el Campo de Gibraltar, al
servicio de una Andalucía verde esperanza y blanca inmaculada, ha sido a lo
largo de la historia parte del tributo que la cultura universal ha recibido
gracias a su gente, a la gente de Andalucía a lo ancho y largo de la historia.
¿Hay que perder un poco
la cabeza para conseguir avanzar en una sociedad demente?
Las grandes locuras y los grandes avances
siempre han ido ligados a grandes gestas y a la gentileza de muchos locos que en
las sociedades y sus respectivas épocas han surgido.
Ojalá hubiesen tantos Quijotes con
compromiso y con delicada responsabilidad por los demás; Quijotes, qué mirasen
más a las personas, que no perdieran el norte y que mantuvieran los pies en la
tierra estando cercanos a las personas.
El Quijote de la Mancha,
¿loco o sensato?
Quijote era un caballero, no estaba loco.
Quisieron volverlo loco. Los locos estaban entre el resto de personajes que la
sociedad alimentaba.
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Aprendiz de músico
comenzó sus primeros pinitos en el mundo del arte con siete años y un teclado,
regalo de su padre; teclado que tocaba con sus amigos en el patio, particular,
de su casa.
Inmigrante con solo un
mes de edad conoce Barcelona, la que sería la ciudad de las maravillas, la luz
de su mirada, la inspiración de sus primeros pasos, aquella ciudad testigo mudo
de sus andares y donde él, orgulloso, asevera echó sus primeros dientes.
Barcelona la ciudad que
se inunda de luz mediterránea le inspiraría la claridad, el sentir y le
abocaría el espacio atemporal de su visión humanista y artística.
La Calle Ruiz Tagle,
aledaña de la tradicional Barriada San Isidro de Algeciras, sería aquel otro
punto geográfico que le viera aprender a dirigir una Bicicleta.
La flauta: el
instrumento alma mater de su esencia.
Juan Carlos: su nombre;
su esencia: la brújula y la espiral de cada una de las conexiones con el
Universo, compás y hélice de sus notas musicales, aquellas que danzan entre su
batuta y su originalidad, que revolotean, cual luciérnagas en primavera, iluminando
estrelladas “Noches de Paz”.
Juanjo Sánchez ©
Algeciras 23 de abril, 2015
San Jorge