Inquietudes de un aventurero
Un bohemio, un
soñador de la vida seducido por las paredes y cada uno de los rincones del
Hotel Reina Cristina de Algeciras nace en la entrañable Isla gaditana de San
Fernando. Amante de la música, de los viajes, de la electrónica, de los
inventos, de la creatividad, de la excelencia y la diplomacia dirige el Hotel
Reina Cristina de Algeciras.
De espíritu
inquieto e itinerante Francisco Martínez es un melómano seguidor desde la
música rock al flamenco, lector de novelas de misterio, deportista, un
tecnócrata convencido de su valía, divertido y cercano, responsable y exigente
en su cargo directivo en el sector turístico de lujo .
Paquito como le
llamaban cuando niño nació de la unión de dos familias vinculadas al mundo
empresarial, dos familias donde un “cañailla” y una “chiclanera”, dos personas
a los que siempre tendrá muy presente, formaron una nueva familia.
Con un alto nivel
en tres idiomas inglés, alemán y francés, y dos más italiano y Portugués, hecho del que se enorgullece por su facilidad
de aprendizaje, es un viajero incansable que, con poco más de cuarenta años, ha
vivido en tres países diferentes, ha trabajado en once destinos turísticos y varios continentes visitados dirigiendo Hoteles. Entre todos esos lugares caben destacar cuatro: República Dominicana, Inglaterra, Irlanda y
Haití.
Entre las grandes
compañías que han apostado en su carrera por su valía, capacidad de liderazgo y
consecución de objetivos se encuentran Hoteles Globales (cadena a la que hoy
día representa y propietaria del Hotel Reina Cristina de Algeciras), Hoteles
Hilton International, Hotetur, Hi Hotels y THB Hotels.
Sus pequeñas
píldoras de felicidad para llegar a ser feliz: el tesón que le pone a la vida,
la sal con la que sazona su existencia y el edulcorante que endulza su
felicidad.
Sus tres triunfos y su razón de ser, sus hijos.
¿Quién es Francisco
Martínez Alba?
Un personaje de la Isla de San Fernando muy
afable, noble, bohemio y peregrino al que le encanta viajar cuando sus responsabilidades de directivo se lo permiten.
Soy un tecnócrata desde el más lejano recuerdo que tengo.
Recuerdo que con cinco años desmontar los aparatos electrónicos de mi padre y
los volvía a montar. Alguna vez sobraban piezas pero funcionaban perfectamente.
A parte de ello, soy alguien a quien el turismo le fascina, la música, la
lectura y al que este hotel, que hoy día vuelvo a dirigir, después de mi regreso hace unos meses
procedente de otros destinos, sigue seduciéndome cada día.
San Fernando cuna
de grandes cantaores flamencos.
Cuna de Camarón a quien llegué a
conocer. El vivía muy cerca del taller mecánico de mi padre.
Cuentame un poco de
aquellos recuerdos.
La calle San Marcos era la cuna
de muchos gitanillos. Se reunían en el descampado de la parte trasera de las
viviendas. Cuando yo escuchaba aquel jaleo me acercaba y estaba con ellos.
Siempre me acercaba donde hubiese jaleo, música y buena gente.
Tenemos
la misma edad con diferencia de días, yo no conocí a ninguna de mis abuelas.
¿Tu llegaste a conocer a las tuyas?
¡Sí! Aunque los padres de mi madre
murieron muy pronto cuando yo tenía poca edad. Eran mis abuelos de Chiclana, a
los que menos veía, aunque les recuerdo perfectamente. Los padres de mi madre
eran los propietarios del Bar que había en la Plaza de abastos de la ciudad, el Bar de los Burrajatos.
Respecto a los abuelos paternos ella ama de casa y el mecánico de quien
adquirió la profesión mi padre.
¿Tu segundo apellido tiene alguna relación con la nobleza?
No lo sé aunque es un apellido
poco común en Chiclana sí que hay muchos. Y respecto al grado de consanguinidad y
posible relación al apellido aristócrata de la nobleza no lo sé. No me ha dado
por investigarlo en profundidad.
¿Cómo
empiezas a trabajar?
Bueno
al comienzo mientras estudiaba, con dieciocho años ayudaba en el taller de
mecánica a mi padre. Él era el dueño del taller. Luego cuando regresé de
Canarias donde hice el servicio militar me fui a Inglaterra. Y desde entonces
ya no he parado. Yo ya era director de hotel con veinticinco años.
Hablando
del Ejercito que tienes que contarme de esa etapa.
La
verdad es que aprendí muchas cosas. Me fui con prórroga cuando acabé de
estudiar y me tocó como te he dicho en Canarias. Y aunque tengo familia militar
que podría haberme conseguido un destino quizás más cerca y más cómodo, la hice
en Gran Canaria (Arucas) como teletipista de la marina en lo alto de un monte,
en un centro de estación de radio. Prácticamente aquello era un retiro, un
centro espiritual. Teníamos de todo gimnasio, piscina, cantina, biblioteca, 80.000 metros para
pasear, pero estábamos encerrados en una isla, en medio de un monte solo con
los compañeros de la mili y poco más. Para mí que, como has dicho antes soy una
persona inquieta aquello me parecían cuatro paredes, un encierro que duró nueve
meses que aproveché para conocer Canarias, cuando podía, y para estudiar.
Algún
error habrás tenido, ¿no? ¿Cuál de los que recuerdas ha sido el mayor error en
tu vida?
¡Ostia!
Yo no me arrepiento de nada de lo que he hecho, “la verdad”. Los errores
siempre se cometen y de ellos se aprenden. No recuerdo que ninguno haya sido
trascendente. Y a demás, soy de los que se llevan lo bueno de los errores. Soy
de la convicción de que cuando se comenten fallos se rectifican y a
continuación los doy por olvidados.
El
triunfo que recuerdas con mayor ilusión y mayor alegría.
Los
triunfos, son tres, mis hijos; dieciocho, trece y cinco la pequeña.
¿Qué
es lo más duro de esta alegría que sientes?
La
distancia que me separa de la pequeña. De los mayores también, pero me falta mi
chiquitita a mi lado. Ellos están en Lanzarote con su madre, el lugar donde
tuve destino hasta mi regreso a este Hotel.
¿Has sentido el fracaso en alguna forma?
¡No!
No, soy demasiado perseverante para haberme sentido fracasado. Lo que me he
propuesto lo he conseguido. Tampoco me pongo objetivos desmesurados, ni
utópicos. Sé hasta dónde puedo llegar y eso es algo que tengo muy arraigado.
De
lo más impactante de tu vida, una descripción.
No
hay descripción alguna al grado de felicidad y emoción que supone asistir al
parto de tus hijos. Asistí a los tres partos y el verles la cara recién
llegados es lo más importante de estos cuarenta y cuatro años de existencia.
¿Qué
es lo que más te preocupa en estos momentos?
Dedico
mucha parte de mi día a día al trabajo. Aquí necesito casi a diario un
brainstorming e ir apuntando ideas para luego desconectar y reorganizarme fuera
de la actividad del Hotel, los
quehaceres diarios que me ocupan el día a día son apasionantes pero se
necesita desconectar de vez en cuando. Yo mismo tengo que ponerme limitaciones.
Tu
mayor desafío
Aunque
soy promocionable dentro de la compañía, debido a mi bagaje anterior en la
misma empresa y la experiencia que me precede en los casi veinte años de
experiencia profesional, me limito a desear estar en este puesto y en esta
ubicación durante muchos años. Si me tuviese que plantear en su momento una
posibilidad de promoción, lo haré en su momento. Y como desafío a medio plazo
es sacar de nuevo este Hotel adelante tal y como ya lo conseguí, en una etapa
anterior, antes de marcharme a otros destinos y otras compañías. Hoy por hoy no
me da miedo el trabajo.
Cuando
miras al espejo y te encuentras contigo mismo, ¿que ves en el reflejo que
devuelve tu retrato?
Sería
un amargado si te dijera lo contrario, me siento muy a gusto y feliz conmigo
mismo. Sé que hago las cosas lo mejor que sé hacerlas , y estoy convencido, de
que, como ya te he dicho, el tesón, el esfuerzo y la persistencia son pilares
para conseguir lo que uno se propone.
Lo
primero que se te pasa por la cabeza cuando te levantas.
Sonreír,
sonreír y sonreír. Qué la gente que tengo a mi alrededor vivan en un ambiente
distendido, que mis trabajadores se sientan a gusto y que los proveedores y
otras empresas o profesionales que por motivo de interrelaciones técnicas o
comerciales sigan acercándose a nosotros y mejorando sus negocios.
Veo
que tu autoritarismo se ciñe a ser un Jefe exigente consigo mismo.
Por
supuesto. La mejor manera que tengo de manifestar que soy aquí el Jefe es
trabajar más que los empleados y demostrar que mi trabajo rinde. No hay otra
fórmula. La motivación es muy sencilla. El trabajo visto como un sacrificio es
desagradecido. Ahora bien, hay que tener en cuenta que se puede motivar cuando
se da una palmadita sincera en la espalda, una palmadita de agradecimiento y
reconocimiento cuando las cosas están bien hechas; o cuando se da una
reprimenda por algo incorrecto, sobre todo cuando la reprimenda va acompañada
del propio ejemplo de quien la realiza. Y en ese caso creo que cumplo las
expectativas con las que demostrar cada una de las acciones a mejorar en los
posibles errores de los trabajadores, en definitiva todos nos podemos
confundir.
Nacido
junto al Atlántico y retirado en un centro espiritual, como tú lo has definido,
en Gran Canaria rodeado por el mismo Atlántico en estado salvaje.¿Podrías
vivir alejado del líquido y salado elemento?
¡No!
Necesito el mar cerca de mí. Lo más retirado que he vivido fue en Londres
cuando trabajé para los Hoteles Hilton. Cuando podía cogía el tren directo a
Brighton y me iba a la playa. Me era muy necesario sentir la brisa, respirar a
mar y verlo. Nos sentábamos en las rocas.
Una película
“El jardinero
fiel” de Ralph Fiennes y Rachel Weisz.
¿Teatro?
Me gustan los sainetes, obras
cortitas, divertidas. Calderón de la
Barca, por ejemplo.
Un libro
El perfume.
Un escritor
Stephen King.
Una comida
Las tortillitas de camarones de
mi madre.
Un placer
Tocar la guitarra, solo y en la
playa. Antes me iba al Faro de Punta Carnero y me perdía por cualquier rincón a
tocar mi guitarra.
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Con el olor quizás
atrofiado por el humo del tabaco, las flores del jazmín y la dama de noche le
abruma.
Reservado para
exteriorizar emociones se erige en un ser avocado a sentir su piel erizada cada
vez que escucha una canción, cada vez que lee algo que le apresa, cada vez que
siente el beso de su pareja o la caricia de sus hijos, sobre todo de la
pequeña, cada vez que siente en sí mismo el triunfo de los demás, cada vez, que
en definitiva, percibe el aprecio y cariño de quienes le rodean, de su familia,
de sus amigos, de sus trabajadores, el esfuerzo de de estos y el placer de la
compañía de cualquier persona que le inspire confianza y tranquilidad.
Escritor
de cuentos, lector de cómics, devorador de literatura, constructor de ideas y redactor
de bocetos, reportero de su propia
existencia, negociador destacado y capacitador de genios, así es D. Francisco
Martínez Alba, quien más allá de sus compromisos empresariales, es un ser que
destaca por su empatía, buen hacer, ejemplo y liderazgo desmedido con el que
consigue recuperar lo irrecuperable, así lo hizo hace unos años con el Hotel Reina Cristina, motivo por el que tras nuevas negociaciones regresó a casa,
pero en esta ocasión no por Navidad, aunque si el espíritu de la Navidad debe de prevalecer
durante todo el año, entonces regresó en la celebración del espíritu universal,
en la celebración del: Amor.
Juanjo Sánchez ©
9 de julio, 2015 Sevilla