lunes, 12 de mayo de 2014

Carlos Inda

Autodidacta, alto, de aspecto bohemio y emotivo, con pelos desaliñados y cenizos, de mirada profunda y brillante, a veces tímida y otras extrovertida, se abraza al Arte como al dulce veneno de la vida. Mortífero en sí, es la vivaz manifestación del alacrán. Con carácter desenfrenado e imaginativo la creatividad que le desborda conspira en las sombras y colorea con trazos suaves, vertiginosos, rígidos, pausados… líneas al aire, bocetos de cuadros aún por impregnar en tapices de sensaciones. En la sempiterna búsqueda de su Gran Obra Maestra, la que jamás piensa llegue a conseguir en vida, se entierra en el cráter que su soberbia imaginación socava, para encontrar la perfección abstracta de su obra.

Escultor de lienzos expresionistas y pintor de sueños, compone música indeterminada desde el espectro luminoso que crea la chispa mágica y seductora del arco iris. Carlos Inda, es su mejor versión crítica de sí mismo. Autor de cuadros como “La Pasión según San Mateo” o “Lo Etérico en el Zen” entre otros, se constituye en la idealización de la perfección artística, la verdad de sus verdades, el fruto de un solo amor eternamente fundido de dos cisnes surcando el azul de una soleada aurora vasca, en los albores primaverales del año 1954. De padres humildes, nace en las lluviosas tierras norteñas de la Península Ibérica en una familia que supera la ficción si recordamos la serie americana “Eight is enough”, aquella en la que con ocho hijos bastaba. Último de diez hijos es el artista de la familia, quien quedó emponzoñado por el arte y con exclusividad, se dedica y ha dedicado desde su adolescencia a la pintura.


Carlos Inda desata noble pasión por el arte pictórico y destaca el amor que profesa por los ojos y el alma de su guía espiritual y emocional, su mujer, sin perder el norte del recibido desde la cuna. 
Doña Petra su referente, encarnizada luchadora y rompedora, trabajadora y mujer de su época, su abuela. Tomas y Carmen sus padres. Y como no podría ser de un modo menos noble, se detiene y emociona en el cariño y la pasión que profesa por sus dos nietos de nueve y once años.

Padre orgulloso de una niña y tres hijos, se casa con diecisiete años. El paso del tiempo recrea madurez y, sin romper la relación de amistad, afección y cercanía humana con su primera señora, se separa y se vuelve a casar con su actual bastión, el refugio de sus noches y días, el placer de la compañía y la guía de sus pasos, el arte mayúsculo y la imagen de una musa, el cariño y la libertad.

Alumno del fallecido Bonifacio Alonso, e influenciado por artistas como Amable Arias y José Luís Zumeta es amigo de Juan Chillida, sobrino de Eduardo, y tantos otros grandes artistas donostiarras.

El escultor, Rafael Martín, nos presenta en una amena degustación gastronómica en la Sociedad Vasca Ategorrieta.


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Foto de Carlos Inda cedida para esta entrevista en "Coffee with Juanjo"

¿El arte te viene de la sangre, Inda? 

Puede ser. Mi padre era músico aunque acabó por necesidad siendo botones del Banco Santander en Donostia y alcanzando, con el tiempo, la dirección de la entidad en San Sebastián.

¿Con 8 Apellidos Vascos? 


(Ríe) Bueno, aunque nací en San Sebastián. Mis abuelos eran de Donostia, Navarra, Cuenca y Burgos. Mi abuela paterna era de aquí y mi abuelo se enamoró de ella cuando fue destinado por el ejército para la mili, el era de una aldea de Cuenca.

¿Familia noble? 


Humildes, si. En mi familia han habido agricultores, pescateras, modistas, siempre ha habido mezcla.

¿Alguna anécdota que recuerdes o que te haya llegado de historias familiares? 


Una de mis abuelas se quedó sola en San Sebastián, mi abuelo se marchó y nunca más volvió. El no se acabó adaptando a estas tierras. Era conquense, como te he comentado. Volvería a su tierra. Ella se hizo cargo de sus hijos aquí en Donostia, no quiso que ellos crecieran en el campo, en las tierras de Castilla – La Mancha. Su nombre Petra y murió cuando yo tenía quince años. Una mujer maravillosa que sufrió mucho. Ha sido todo amor, lo más grande que he tenido. Es de la que más me acuerdo. 

Otra anécdota y esta sí que puede parecer simpática es protagonizada por la madre de mi padre. A ella le gustaba mucho la fiesta, las juergas. Vivía muy bien, el estraperlo daba mucho dinero. Vivía en Navarra en la zona colindante con Francia y ello se lo permitía. Era Pescatera vendía anchoas, sardinas, langostas,… y se las comía también (ríe). En una ocasión, un policía municipal al que le llamaban "El Calavera" – tendría que ser un cabrito – le tocaba las narices a todo “Dios”, menos a mi abuela hasta que una vez "El Calavera"  se atrevió y ella lo cogió de los pantalones y del cuello y lo tiró al agua, ella era muy alta mediría cerca de uno noventa. (Me quedo boquiabierto, los ojos como platos y ambos reímos) Y eso que mi abuelo no llegaba a un metro sesenta. (Más me sorprendo y volvemos a reír)

¿Qué me hablas de la Donostia de los cincuenta y sesenta? 


Recuerdo las marismas del Amara Nuevo, por donde está el estadio de fútbol Anoeta, donde con el bocadillo en la mano a los niños, las madres de cada uno nos daban una patada en el culo y nos echaban a jugar desde la mañana hasta bien entrada la tarde. Hacíamos casetas, echábamos carreras en balsas,… Hoy en la calle nos encontramos y seguimos manteniendo esa llama que nos unió en nuestra niñez. 

El recuerdo más alejado y entrañable es la reunión de todos los hermanos cuando nos juntamos al calor de la económica. Luego a los cinco años yo tendría que ser un poco pirata. Una vez me subí a unas banquetas cogí una botella de vino de mi padre, escuché a mi madre, me asusté y la botella me abrió la nariz en dos.

¿Aprendiste? 

Qué va cada vez me gustaba más el vino 

¿Influenciado por el Cáliz de Cristo en las homilías? 

Bueno en las misas del colegio, estudié en los Jesuitas y fui monaguillo, también hice trastadas pero no en relación al vino. Recuerdo, y nunca mejor dicho, me llevé una “Hostia” del cura junto a un compañero. Nos pusimos a jugar a las canicas y echárnosla entre nosotros, en plena misa. Las misas antes se hacían en latín y de espalda y creíamos que no nos veían. Así que al finalizar en la sacristía zas y zas… (seguimos riendo) 

¿Religioso? 

Católico. Mi madre fue la promotora de inculcarme con calzo la religión. Pero la iglesia hoy día no me atrae. Mis padres siempre fueron de Caritas. 

¿Por qué no músico y sí pintor? 

Mira chaval dedícate a la pintura que para la música tu… Mi padre tenía un coro varios hermanos siguieron la música menos yo. 

Menuda pieza de museo musical que serás, para ponerte en un pedestal junto a Bach. 

Bueno, la música va de la mano. Bach es uno de mis compositores. La obra “Musicalidad” y “La Pasión según San Mateo” son dos obras encabezadas por los estudios de Bach

¿Cuál fue tu primer estudio de pintura? 


Con trece años, en un cuarto de baño modificado, mi padre quitó el más pequeño de la casa y me digo este es tu estudio. Imagina una casa con once personas, era grandísima y a mi me regalaron un váter (Volvemos a reír)

¿Quién te inyectó el veneno? 


Goyo Villaestrigo de familia Soriana, un cuñado mío.

¿A quién destacarías? 


Di clases en colegios con Rafael Luís Valerdi y con Bonifacio Alfonso, primo de mi primera mujer. Gran maestro y gran amigo. A su mujer Flores me gustaría volver a verla, hace mucho que no nos vemos.

¿Dónde radica el arte en la pintura?


Pintar bien es una técnica, ser artista es una actitud. Diría que el ser atrevido es mi virtud. La pintura es un combate contigo mismo en la que unas veces ganas y otras pierdes. Soy un descarado pintando. No quiero repetirme, jamás lo hago. No me copio a mí mismo. Esto es una actitud, una virtud. 

¿Te has bloqueado alguna vez? 


Si me entra la duda o me agarroto me marcho del taller. 

Has dicho que huyes de plagiarte a ti mismo. 


Sí, no sé cómo decirte, es como cuando vas por la playa, te paras vuelves atrás y quieres hacer lo mismo. La huella no es tan suelta o tan limpia como la primera. Para atrás nunca. La pintura debe de ser libre, suelta nunca cohibida. No soy esclavo de mis repeticiones. Será una manía.

¿Has sido perseguido por las mujeres? 


Por chorizos hace mucho tiempo y por mujeres bueno… Cuando joven en vez de una novia tenía siete, mi hermana quería cogerme, muchas veces, por el cuello. Me llamaba mentiroso. (Ríe y le pregunto que eso como se hace. Reímos ambos) Y después de mi separación con Maite la madre de mis hijos, la primera mujer con la que me casé por la Iglesia, he convivido en diez años con dos personas – en tiempos y espacios diferentes – sin mezclar. Y ahora con la que creo que será la única mujer ya en mi vida, con la que he vuelto a casarme por segunda vez es Pilar

Un pirata reeducado.

Esta vez he acertado, creo que será para siempre. Ella tiene muchas virtudes, y algún defecto como todos. Sin ella estaría perdido, es mi organizadora, es mi bastón, es mi sentimiento y pienso que es mutuo. La has conocido en la exposición de Ángel Perales y Rafael Martín. Ella es el cerebro, yo un desastre. Soy puro impulso improviso siempre. Aún no he encontrado mi obra de arte pero a mi mujer sí. 

La relación con Marta vislumbro que es maravillosa. 

Pilar y ella se llevan maravillosamente. Al hacernos mayor todo se ve desde otra perspectiva. Mis niños, todos del primer matrimonio, agradecen la buena relación que tenemos su madre y yo, y que mi actual señora se lleve extraordinariamente bien con ella. Mi juventud fue una juventud de tés, músicas hippies,… Una época muy brillante por lo que el cariño aquel seguimos manteniéndolo. Hoy nos reunimos hasta en familia en esta misma sociedad a comer y a celebrar lo que haya que celebrar.

¿Los recuerdos más representativos de tus dos bodas? 


La primera fue en Aduna, un pueblo cerca de Andoin, el diez de noviembre del setenta y uno, el día del cumpleaños de aquella que fue hasta el entonces mi novia y ese día se convirtió en mi primera mujer con diecisiete años y luego en madre de mis cuatro hijos. No me creía nada, era un sueño. No era bien recibido por su padre. No me quería ni ver, y eso que al final nos quisimos muchísimo hasta el día que nos dejó. Él fue uno de los dueños de la marca Mitra.

Y con Pilar, el recuerdo del día de la boda es maravilloso, fuimos a llevar el ramo de novia al cementerio, donde está mi madre. No pudo asistir, meses antes se me fue de cáncer. Ella estaba empeñada en que me casara con Pilar. Pensaba que era la mujer de mi vida, y no se equivocó. 

¿Tu segundo suegro tampoco te ha querido?


(Ríe) Mi suegro es un tío fantástico y mi suegra es idéntica a mi madre, una gran cocinera y una gran señora.

¿Qué sueño has cumplido con Pilar? 


Muchos, pero uno que me encantó y que tenía desde crío fue ir, una vez casados aprovechando el viaje de novios a la Bauhaus en Berlín, un centro de investigación de Arte. Donde creaban e investigaban en el arte los bestias de la pintura como fue, entre muchos, el jurista y economista Wassily Kandinsky que acabó siendo reconocido, más de cómo abogado o financiero, como uno de los grandes artistas. 

¿Apoyas a los políticos?


Los odio, no me caen bien ninguno. No me interesan. Todo es mentira. 

¿Y a los banqueros?


Si me dan un préstamo me caen bien, a pesar de ser hijo de un director del Banco Santander.

¿Enamorado de Berlín?


Sin lugar a dudas. Hay mucha investigación a todos los niveles y Berlín es la solución al futuro de nuestros chavales ahora que nos están jodiendo todo.

Bach, ¿algún otro compositor?


Miles Davis, mi principal fuente de iluminación.

¿Qué es la felicidad?


La felicidad es la ausencia de problemas.

¿Eres feliz?


No soy feliz (vuelve a reír sin parar)

¿Qué es el dinero?


El dinero es necesario

¿Más allá de la necesidad?


No me interesa

¿Crees en las nuevas generaciones?


Veo que hay una juventud educada, muy sana, muy emprendedora, con mucho interés. No se les puede pedir madurez absoluta, en sí es juventud. Creo en ella, no en la política que hacen de ella. Necesitan más tertulias. No pido que hagan casetas, tirachinas como antes hacíamos nosotros, pero sí que dejen de estar aislados en ordenadores, parece todo poco humano y muy virtual. Se necesita aún más creatividad para avanzar y emprender. Y si que desearía que dejen de estar engañados en este país.

No me has hablado de tus niños.


Haritz que significa en euskera Roble, le ha tocado la peor época. Es el pequeño. Muy buen niño pero me preocupa la sociedad que está viendo. Andrea con treinta y seis es una chica independiente total, emprendedora con muchísimas virtudes, muy trabajadora y empresaria hostelera en Pasajes. Fernando con cuarenta es un cielo, también muy independiente, ha vivido conmigo y es como una sombra que no se ve. Muy buen padre y muy cariñoso. Su hijo como, la hija de Oscar con cuarenta y dos, Aimar de nueve y Aitana de once son dos amores. Se me cae la baba (se emociona) Oscar fue el primero en llegar. Es un deportista nato, profesor de Artes Marciales con un hermano mío 2º Dan . Es muy perfecionista, muy concienzudo con sus normas y reglas. Ha salido al padre con eso de las novias.

Hasta que lo cacen como al padre (reímos) 

¿Monte o Mar? 


La naturaleza es completa, necesito ambas partes. Eso sí, lo que no entiendo de Bonifacio habiendo sido arrantzale – pescador –, le sonó la flauta tras una exposición en una galería de pintura en Bilbao y aceptó que Fernando Zobel le pusiese una casa en Cuenca donde vivió casi treinta y cinco años. Fernando le puso también una de las grandes galerías actuales de España la Galería Juana Mordo. Yo no podría vivir sin el mar, si tuviese que vivir en el interior, viviría por temporadas de seis en seis meses.

¿Qué no admites?


No soporto la mentira 

¿Premiado? 


El premio más grande que me han dado es haber sido reconocido por mi maestro. El resto de premios... los odio. Nunca me he presentado a ellos y no lo haré. El reconocimiento que me sonroja es aquel que me provoca vergüenza y que viene de aquellos que me compran las obras, y me reconocen un trabajo bien hecho.

¿Un objetivo en la vida artística?


Mi meta es el cuadro casi perfecto que voy buscando. Si hago el cuadro perfecto ya no habrá más. Una frase que mi maestro me decía es que un cuadro nunca se acaba, nunca se abandona, es lo que nos hace seguir luchando. 

Hace unos meses he entrevistado a un amigo tuyo, Ángel Perales.


Una persona extremadamente maravillosa. Si tu tienes un problema, aunque él esté muy jodido, se preocupa más por ti que por él. Persona con mucho sentido del humor. Y como artista me encanta, desprende romanticismo. Tengo una anécdota cachonda que le encantará si la recuerda cuando me lea que es si me lo permites (asiento a la improvisación) estábamos de cachondeo en una sociedad con una cuadrilla muy maja y vemos a los dos, a Bonifacio y Ángel que se empiezan a pelear y Bonifacio le mete con una botella de agua en la cabeza, y cuando nos acercamos estaban los dos partidos de la risa. Hay muchas anécdotas cachondas con Ángeru.

¿Los ángeles en la tierra o en el cielo?


En mi familia siempre se ha dicho que tenemos un ángel, mi hermano mayor al que no conocí, murió.

¿Te emocionas?


¿Que artista no lo hace? Me emociona la buena música, el arte en general, las sensibilidad de las personas, no el racionalismo constante. Lo que realmente me emociona es la propia emoción en los demás. 

¿Qué me hablas de Rafael Martín?


Me acuerdo de crío cuando nos conocimos. Es una amistad sincera. Nos preocupamos mutuamente de nuestras novedades. Un hombre muy místico, dominante del mundo oculto, seguro de lo que dice saber. Y como artista es muy buen escultor, aunque pinta me gusta mucho más su escultura. Pienso que está muy, muy formado para continuar esa trayectoria artística.

Un secreto.


El secreto me lo guardo, no te lo voy a decir (reímos)

¿Qué es la vida?


La vida es algo que está hecha para disfrutar. Un buen plato está para saborearlo y en ello estoy. Es como la gastronomía vasca.

¿Dios es el creador?


Todos somos creadores. Soy intuitivo, no reflexivo. Creyente pero a Dios no le pondría nombre.

¿Piensas en la muerte?


Sí, pero sin angustia, por eso amo la vida. La intuición me lleva a pensar que no existe un final. La muerte no existe.

¿Amistad?


Los conocidos son efímeros, prefiero a los amigos son la verdadera riqueza del ser humano.

¿Has aprendido algo a parte de pintar o ser director comercial de seguros?


Lo segundo ya pasó al olvido, no quiero ni recordarlo. Lo primero es mi pasión. Y lo que he aprendido es a conseguir lo que me propongo, enfocándome en el tiempo que me queda. Sin desperdiciarlo.

La Navidad, ¿imagen y celebración religiosa? 


Costumbre familiar que me duele pasarla sin las personas que me faltan.

¿Resucitamos a Francisco Bahamonde?


¡Ni pa’ Dios! No me jodas, déjalo donde esté, boca abajo si es posible.

Entonces hablemos de Juan Carlos.


Tampoco, ¡que se vaya y ya!

Bueno pídeselo a Jesucristo.


No, a Jesús de Nazaret le pido que se me aparezca.

¿Algún otro líder de referencia junto a Cristo?


Mandela, Gandhi y Martin Luther King

Como ser racional, ¿qué es el hombre cuando se le nubla el raciocinio y se convierte en maltratador? 


Ni un animal de la tierra hace lo que un ser humano, cuando maltrata a la mujer, o esta al hombre.

¿Donde deseas desaparecer? 


En Donostia y que no me entere, de un infarto.

Una última voluntad. 


Que le vaya de puta madre a mis hijos y a los de mi actual señora, ella es madre de dos hijos anteriores a nuestro matrimonio.

Gracias Carlos

Lo que hago, lo hago con sinceridad. Gracias a ti. Gracias por esta entrevista.




Amante del último cuadro del Italiano Amadeo Modigliani “Retrato de Jeanne Hébuterne”, flota con “El abrazo de Rodin”, se sobrexcita con Caravaggio, sobrevuela espacios de creación escultórica con Henry Moore. Ama Donostia por su tranquilidad, su folklore, su deporte - el remo o la pelota vasca -, la cultura y su gastronomía - la que tengo el placer de saborear en su compañía, un día antes del encuentro- . De sabor picante, olor a salitre, pasión pictórica e imaginación azul, enaltece el Himno Hippie a la libertad, a la creatividad y al combate contra las responsabilidades políticas representados en la letra y música de “Imagine” de John Lennon y adoptado como Himno oficial de la organización humanitaria Amnistía Internacional. Bebe del arte de Juan Sebastían Bach, disfruta con Robert de Niro o Bob Dylan, con películas como “El Séptimo Sello” de Ingmar Bergman, con cualquier Poesía de Charles Pierre Baudelaire, con escritos del danés Thomas Winding o el cine negro americano.

Agradece el gran éxito conseguido, su actual y último enlace matrimonial un 11 de Septiembre. Se apena con el fracaso de no haber hecho aún lo suficiente en su trabajo. Se marea con los que no callan, teme la desgracia familiar, le hace perder el norte - la envidia-. No soporta vivir sin “el Carpe Diem”. 

Realista de corazón y culé por vocación, habla Euskera, Castellano y Francés.



Autor independiente está llamado a visitar para exponer en París, en "La Marine Puteaux" a finales del 2014 y es uno de los seis protagonistas del corto dirigido por Ricardo Erialte, donde Alfredo Bikondoa, Diego Basallo, José Luís Román, Asier Lazpiú y Alex Garmendia comparten rodaje con Carlos Inda.



Deportista de disciplinas dispares como el Fútbol o las Artes Marciales, ha jugado en las primeras categorías de la Real Sociedad, y practicado Judo y Kárate. Viajero incansable opina que las culturas enriquecen al ser humano, más que una Monarquía Parlamentaria. Ha viajado por todo el mundo pisando tierra en Estados Unidos, Tailandia, y parte de Europa entre otros lugares. En España podría encontrar un alfiler. El viaje de su vida y su mayor apuesta, aún pendiente, la India Budista, cultura que le embelesa. Quiere comprender por que existiendo en aquellos territorios tantísima pobreza, existe la alegría. En su corazón se clava la mirada de cualquier niño riendo y sumergido en una cultura de pobreza.
Opina en semejanza a su maestro Bonifacio que la pintura tiene sus riesgos, dice Carlos: “Bonifacio nos deja en sus memorias una frase donde refleja que el arte del toreo es menos peligroso que el arriesgado oficio del artista – La pintura da más cornadas que un toro – Bonifacio fue también torero a demás de arrantzale y virtuoso de la pintura”.

Carlos Inda quien tolera y respeta a los antitaurinos, no ve en el toreo el asesinato o la crueldad sino el arte impreso en la tragedia, aquella que está inmersa en la cultura, el arte de saber pintarla aunque no sea de agrado. 
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Juanjo Sánchez © 





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