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sábado, 8 de agosto de 2015

Nuria Ruíz Fernández

DOS PUNTOS SUSPENSIVOS


Durante las noches de desvelos y sueños derramados entre las estrellas, las ventiscas que zarandean los juncos jamás podrán demoler la rígida flexibilidad de una mujer: hija, madre y abuela a quien se le ilumina la mirada con la inocente presencia de sus nietos.


Alma despierta y con carácter, es el reflejo de sus miedos e inseguridades, de su valentía y constancia, de sus fortalezas y de sus debilidades; es una soñadora incomprendida, solidaria, bohemia, vehemente, resistente, generosa, crítica, impetuosa, serena, coherente; musa y café, artesana de la risa, constructora de enlaces entre dos orillas; veneno, perfume y fragancia a clarividencia; recopiladora de emociones, acordes y poemas; independiente y desbocada, coqueta y alentadora de sinergias, en la búsqueda de la alegría, de la tranquilidad, de la liberación del ser y del encuentro consigo mismo. Se considera, sociable pero introvertida, de muchas emociones pero de poca destreza para mostrarlas; ni mejor ni peor, simplemente distinta, tal vez, como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas. 

Nacida bajo el signo de acuario, un martes trece del mes de febrero de un año bisiesto, bajo el rugir de los truenos y la luminosidad del relámpago llega a la tierra, con el síndrome de la crisálida mimosa, nuestra protagonista quien se transforma en un segundo, de rayo en arcoíris y de luz en tinieblas. 

Vendedora de sueños, costurera de palabras y con resaca por navegar entre mares inciertos, llenos de entresijos, curiosidades y éxitos aderezados de constancia y de esfuerzos. Ella es el frescor del aire nocturno del desierto, la exótica flor del oasis, una costurera de emociones que despierta del letargo de un mal sueño… y Marruecos le devuelve la vida. 

Juanjo Sánchez ©

Algeciras, 8 de agosto, 2015


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¿Quién es Nuria?

Una vendedora de sueños, porque mi profesión primigenia es el arte de la venta, lo demás viene por añadidura. Y de sueños, porque me gusta ayudar que los sueños de los que me rodean se realicen. Mi nombre real es Nuria Ruíz Fernández aunque mi segundo nombre es Nurya de Khessassi, el apellido de mi marido. Nací en Algeciras hace 47 años, en un día endiablado bajo los truenos y relámpagos que se precipitaban sobre el Hospital de la Cruz Roja, un martes 13 de un año bisiesto.

¿Te consideras distinta?

Solo diferente, ni mejor, ni peor que nadie. Seguro que soy peor que muchos y mejor que otros, pero lo que tengo claro es que jamás “pagaré con una mala moneda” a quien me hace daño, antes me lo hago yo. Tengo mis propias normas y por ellas me guío en este mundo, con dos premisas importantes: No hacer daño a nadie y alejarme de las personas negativas. Hay quienes hacen daño por placer, por envidias, por celos mal administrados, pero el problema lo tienen ellos en sus cabezas, no yo.

¿De dónde procede el alma de Nuria?

Me vas a hacer llorar. De dos personas muy buenas: mis padres. Son dos personas a quienes admiro por encima de todo. Son dos maravillosos abuelos para mis hijos y grandes padres para mí y para mis hermanos. Han sido y siguen siendo dos personas muy trabajadoras quienes con su ejemplo me han enseñado a ser responsable en todos los ámbitos de la vida, sobre todo, en el trabajo. No son personas de grandes frases o grandes consejos. Su forma de pensar, tan distinta a la mía, me ayudó a ser lo que soy hoy en día. No entendieron que me gustara leer más que limpiar la casa o casarme, o que quisiera estudiar una carrera, o que buscara la independencia ¡Eran otros tiempos! Lo acepté, no me arrepiento de ello, por eso digo que su NO apoyo, me ayudó a conseguir todo lo que me negaban. ¡Siempre he sido una rebelde! No me gustan las cosas fáciles…(ríe)

¿Qué destacarías de tu padre hoy día?

Su fortaleza física y el respeto por el trabajo bien hecho. El aprecio que le tengo a la hostelería es gracias a él, ha sido un gran vendedor y mejor hostelero, quizás por ello, cuando voy a Marruecos disfruto tanto de sus restaurantes y locales, porque tienen esa forma de ver la hostelería tal como la entiende mi padre, que... ¡Cuánto tenemos que aprender en España de algunas cosas!

¡Por ejemplo!

En Marruecos el servicio al cliente es extraordinario. Si pides un desayuno te ponen el vaso de agua rápidamente sin tener que pedirlo varias veces como, a veces, ocurre aquí; los desayunos siempre llevan incluido un zumo de naranja, y eso que la naranja es producto español; cuidada atención al cliente y atender con alegría, mirando a la cara. En definitiva, trabajar con profesionalidad, sea el sueldo que sea el que cobres. Las cosas bien hechas siempre hacen destacar a las personas.

¿Hermanos?

¡Sí! No somos personas de cariños extremos, abrazos o besos, pero sí que estamos muy unidos. Cuando nos necesitamos estamos para lo que haga falta. Uno es Jefe en Refinería Cepsa aquí en San Roque, Cádiz, y el otro es DUE en urgencias del Hospital Punta Europa de Algeciras. Dos hombres a los que admiro porque tienen también esa capacidad de trabajo e implicación que tanto nos ha inculcado mi padre.



¿Niña mimada?

Si ser mimada es que estén constantemente pendiente de una, pues sí, pero no he sido niña de grandes regalos ni ropas caras, la economía en mi casa siempre fue muy justita. El día que me falte mi madre es cuando más me acordaré de ella, eso seguro porque ha sido mis pies y mis manos para criar a mis hijos. Si no hubiese sido por ella no hubiera podido trabajar tanto como he trabajado, para sacarlos adelante. Mi madre ha sido y es ama de casa, madre, abuela, empresaria, contable, cocinera, niñera, modista, costurera, estratega, luchadora,… Y ahora que no me puede ayudar tanto por el accidente que tuvo hace dos meses, se partió la rótula, lo noto bastante. ¡Me vas a hacer llorar, dejemos el tema!

¿Abuela tan joven?

No soy tan joven, tengo mis años…(vuelve a reír). Soy abuela aunque quien ha criado a mis hijos ha sido mi madre. No he tenido un hombre que me acompañara y yo he tenido que trabajado duro para que no les faltara de nada.  Mis hijos jamás han notado la ausencia de un padre, la verdad.
Nunca recibí nada de él, ni una pensión, ni un regalo en Navidades para los niños, absolutamente nada. Pero estoy orgullosa de lo que he conseguido, dos hijos maravillosos que por encima de todo, son buenas personas.
La verdad que he vivido muy bien. He ganado lo suficiente para mantener a mis hijos, para ayudar en la casa de mis padres, para que no les faltase de nada y para disfrutar de la vida como me ha dado la gana. No me arrepiento de nada, ni de lo bueno ni de los malos ratos.

¿Qué recuerdas de tu infancia?

El comprar libros a escondidas y leerlos también a escondidas. Me encantaba estudiar, de echo hoy en día sigo estudiando, soy muy curiosa y me gusta aprender, siempre aprender. En casa nadie le prestaba atención a mis notas. En mi casa preferían que estudiasen los niños a la niña que se la tenía que preparar para el casamiento y esas cosas, pero ya digo, yo fui muy rebelde. 

Recuerdo que tenía un examen muy difícil, tendría siete u ocho añitos, y mientras estudiaba le decía a mi padre: “Esto no lo voy a aprobar papa! ¡Qué difícil!”. Y él me dijo: “Lo que pueda conseguir cualquiera, tu lo puedes conseguir”. Seguramente lo dijo sin pensar que esa sería la frase más importante en mi vida y que marcaría mi destino.

¿A quién te gustaba parecerte cuando pequeña?

Hay una anécdota curiosa. La televisión llegó a mi casa cuando yo tendría siete años. Desde entonces no me he separado de ella. Y recuerdo que casi todos los domingos mi padre nos llevaba a la familia a comer fuera de casa, sobre todo a la antigua Venta “El Oro” en Guadacorte, la pedanía del municipio de Los Barrios en Cádiz y recuerdo que yo le dije a mi madre que no comía hasta que no viese “La Casa de la Pradera”, en eso que la dueña me llevó a su casa y me puso de comer mientras yo frente a la televisión veía a Laura Ingalls Wilder la protagonista a quien yo quería parecerme, interpretada por Melissa EllenGilbert. Me gustaba parecerme de pequeña a las protagonistas rebeldes, con fuerza, como la protagonista de "Mujercitas", la escritora, o la protagonista de "Ana de las tejas verdes" otra escritora e incluso a Momo, de la novela de "Loscaballeros grises" de  Michael Ende.


¿Puede que tu vocación de comunicadora sea por aquello de la televisión?

Y puede que también lo sea por la radio. En casa, hasta antes de llegar la televisión, yo escuchaba la radio con mi abuela. Hay otro detalle curioso al respecto. Yo escuchaba la radionovela: “Lucecita” allá por el año 74, cuál sería mi sorpresa con el paso del tiempo que la voz de Lucecita era la voz de mi compañera y amiga, reconocidísima profesional de los medios y colaboradora de Radio San Roque, Juana Mari Moreno Tovar. Sí, la radio y la televisión marcaron mis gustos en la juventud. Crecí con Alaska y la Bola de cristal




¿Cómo comienzan tus inicios en los Medios de Comunicación?

Comencé en la antigua Algeciras Televisión, la del Castillito como siempre la defino, por su logo tendría unos 28 años. Era una empresa privada que creo José Antonio Sánchez Ledesma junto a Antonio García en la calle Sevilla de Algeciras, justo detrás del Ayuntamiento antiguo de la Calle Ancha. Y gracias a Nuria Ramos, quien dirigía el proyecto empresarial de comunicación, fui apadrinada en la profesión. Cuando Nuria Ramos lo dejó ya se había ido Ledesma y entró como director, el conocido hoy como hipnólogo: Anián Berto, Paco del Río. Él me ofreció un magazine de cuatro horas, los sábados por la mañana, llegué a entrevistar a Agustín Bravo.

Desde entonces no me he separado de la radio y la televisión, con la salvedad de una época en la que me dediqué de lleno a mi hija, su delicada enfermedad me obligó a dejarlo todo. Era su vida por la mía y no lo dudé un momento. Ella tenía que vivir y hoy en día es la maravillosa madre de mis dos nietos.  Yo me alejo de todo hasta que ella se va recomponiendo y en esos momentos, es cuando comienzo a resurgir. Empiezo a recuperar mis escritos, a seguir escribiendo, y estudiando y aprendiendo, empecé a implicarme en la cultura y de estar en segundo plano, sin querer, me posiciono en la segunda fila, digámoslo así. Y así, poco a poco, he ido recomponiendo yo también mi propia vida. 

Hoy dirijo el programa “Arte y Cultura: Aunando Orillas” en Radio Televisión Multimedia de San Roque, en la89,6 fm. Dirijo la "Revista · Hércules Cultural ·" y tengo mi propio periódico digital, mi blog, tres libros publicados y tres guardados en el cajón esperando su momento.

¿Cuál es tu patria?

Soy Andaluza por los cuatros costados ¿no se me nota? La verde y blanca es mi bandera, no lo puedo remediar. Las ideologías políticas se las dejo a otros. Yo me relaciono con personas y como tal, respeto todas las ideas e ideologías. Aunque mi patria estará donde esté mi familia, allí donde vayan mis hijos y mis nietos, allí asentaré mi nueva patria.

Pronto, más tarde de lo que se esperaba, se publicará una entrevista con Emilio Ríos. Sé que es alguien especial para ti. ¿Quién es Emilio?

Por ahí hay un poema que le escribí donde le digo que siempre le he visto desgarbado, mal peinado, con su maletín...; Juan Emilio Ríos es un referente en mi vida y en mi etapa de escritora. Le pedí que leyera mi primer libro “El mar de mis recuerdos”: una recopilación de todos los escritos, relatos y poesías que yo comencé a escribir desde que tenía uso de razón hasta algo más o menos de los 20 años. Emilio fue el primero que lo leyó y sus palabras me animaron a publicarlo. Sería mi primera vez.

Cuando joven era muy reservada y tenía poca confianza en mi misma, quizás por la enseñanza recibida de las monjas y de mi madre. Soy aún, aunque no lo parezca, muy reservada para mi vida privada, introvertida incluso… aunque el tiempo y la experiencia, incluso la necesidad, me ha enseñado a afrontar mis propios miedos e inseguridades de tal forma que hoy en día parezco que me voy a comer el mundo. (sonríe)

Recuerdo que a Juan Emilio, cuando pude acceder a él, llegué con miedo, me imponía mucho respeto y admiración su persona y sus escritos.

Juan Emilio y su mujer Carmen Sánchez, a la que aprecio y admiro, son extraordinarios, pero no sólo conmigo, creo que no hay nadie en Algeciras que debiera pensar lo contrario.

“El mar de mis recuerdos”, sugerente título.

Pues sí, la playa del Rinconcillo, una barriada de mi "Algeciras Mare" es mi patria chica. Allí he vivido los mejores veranos de mi vida desde muy pequeña y el mar siempre ha estado a mi lado. Su sonido me sosiega. Un día mi padre habló con un profesor de la Escuela de Artes y Oficios, quien me encuadernó los dos pequeños tomos que son hoy en día, en realidad, mis dos primeros libros. Me los regaló mi padre encuadernados cuando cumplí 18 años.
Mi padre, aunque en la sombra, me apoyaba en esto de juntar palabras, sin mediar palabra. Están escrito en máquina de escribir, con hojas amarillentas y tapas recias y duras de color rojo. Nadie los ha leído ni nadie conoce su existencia hasta hace un par de años que se los enseñé a Emilio y a Carmen.

¿Cómo te has vencido a ti misma?

He sido una persona en mi juventud con muchos miedos, y los he superado, metiéndome de lleno en ellos. El salir victoriosa me ha hecho más fuerte.

Muy importante ha sido el alejarme de gente que nada bueno me pueden aportar, así como, el acercarme a personas positivas, sin rencores, sin malas intenciones, celos, animadversión o influencias tóxicas. Hay cosas que no comprendo pero fluyen como pueden ser los egoísmos, los desconfianzas, las envidias… Hacer el mal es muy fácil, yo puedo ser la persona más mala si me lo propongo, no hay que tener cualidades para ello, pero hacer el bien, ser buena persona, conlleva sufrimiento y trabajo interior, y para eso se necesita mucho esfuerzo, y como dije al principio, me gustan los casos difíciles y los retos. Por eso intento ser buena gente aunque mi apariencia parezca altiva y orgullosa, porque sé de lo que soy capaz, hoy en día me conozco mejor que nadie. Soy muy critica conmigo misma, siempre para mejorar.

En esta vida cuando alguien parecer creer que está por encima de otros todo es maravilloso, cuando ese alguien está al mismo nivel del contrario ya miran de reojo y con recelo, pero cuando el contrario sube un pequeño escalón se disparan las críticas más destructivas, las difamaciones más acentuadas, las exclamaciones más clamorosas, los insultos más devastadores… Pero, ¡no pasa nada! Allá cada uno con su conciencia, el problema lo tienen los demás con su baja autoestima que tienen que solapar y ensuciar el trabajo limpio de otras personas. Mi camino es en línea recta.

Todos somos capaces de conseguir cualquier cosa, ya me lo dijo mi padre: “Lo que pueda conseguir cualquiera, tu lo puedes conseguir”, en vez de criticar, hazlo y si crees no poder hacerlo, deja que otros lo hagan, así de sencillo.


Un episodio en el que te has vencido a ti misma.

¡Muchos! de modo constante, cuando salí del Centro Andaluz, una entidad cultural que no acababa de llenarme por cosas que no vienen al caso ahora mismo, le pedí a Juan Emilio pertenecer al Ateneo José Román de Algeciras, del que era y sigue siendo el presidente. Fui a un recital, y como Emilio es como es, sin conocerme a penas,  me sacó a leer, ante un auditorio abarrotado de gente, textos míos. Además con los nervios elegí el más largo, el “A solas conmigo misma” y el más íntimo. Nunca había leído nada mío en público. De esto hace apenas 9 años. Pero leí, y muy bien, y me alegré del mal rato que había pasado.

Otros ejemplos de mi juventud, entre otros, puedo contar aquel en el que superé el miedo a los ascensores y a la oscuridad. Cuando chiquitita me quedé encerrada en un ascensor con mi abuela. No superé el miedo hasta que no me armé de valor y entré sola, de mayor, en uno. Con la oscuridad me pasaba lo mismo. Quedarme a oscuras y superar un trauma que tenía desde pequeña, quizás obsesión, por no querer quedarme como mi abuelo quien era ciego, me superaba. El ver que no ocurrió nada en ninguno de los dos casos, cuando me enfrenté a subir en un ascensor a un segundo piso o cuando decidí quedarme en la más absoluta oscuridad, hizo que venciera esas limitaciones que imponían mi mente.

¿Cómo comienza tu primer libro?

Con un poema: “A solas conmigo misma” es el primer poema del “Mar de mis recuerdos”. Es un encuentro con mi yo interior, con mi parte más vulnerable, la más triste de mi vida y, en contraposición, con ese deseo de romper hacia la alegría, la felicidad, hacia la vida, pero sin saber cómo. Lo escribí con 17 años.

Otra anécdota es que con solo dieciséis años comencé a trabajar los veranos en Almacenes Méridas. Parte del dinero era para comprar libros y TBO’s. Hoy mi casa es una biblioteca con varias habitaciones dedicadas a estanterías y libros. Yo no quería ropa, yo solo quería libros, libretas y bolígrafos. Y sigo queriéndolos igual que de adolescente. Uno no se da cuenta de todos los libros que tiene hasta que se traslada de casa. Y yo me he trasladado más de tres veces.

¿En que se caracteriza la Asociación Hércules Cultural?

La Asociación Hércules Cultural es una Asociación con doce proyectos, los doce proyectos de Hércules, en los que la ayuda inestimable de Carmen Sánchez Melgar es vital.

La revista Hércules es un proyecto más dentro de la Asociación Hércules de las Artes y las Letras. El proyecto estrella, sí, pero uno más. La dirección de la Asociación Hércules ha decidido, por mayoría, llevar a cabo a partir de septiembre y de forma anual, 12 proyectos, como los 12 trabajos de Hércules.

Es cierto que nuestra labor es hercúlea, y nunca mejor dicho, la implicación en los proyectos a veces nos restan fuerzas y tiempo, pero nunca positividad, ilusión  y ganas de llevarlos a buen término.

Así, que sin ayuda alguna de subvenciones, y solo con nuestro esfuerzo y con la implicación de muchos artistas y escritores que se están sumando, hemos organizado los 12 proyectos de Hércules, que son:

- Revista Hércules (trimestral) y el monográfico Herculito (anual)
- Mostramos tu Arte, exposiciones de pintura.
San Roque Negra, jornada dedicada al género negro en San Roque.
- La Palabra en la Imagen, tertulias de cine.
- Historias para Compartir, ciclos de lecturas de relatos.
- Léeme un Poema, lo que antes era Poesía por Barriadas.
- Parodias y Tragedias, representaciones teatrales.
- Estamos Contigo (actividades y temas sociales.
- Concursos de relato y dibujo
- Veladas Musicales, conciertos.
- Déjame contarte un Cuento, lecturas en los colegios.
- Palabras en el Ágora, conferencias.

12 proyectos que llevaremos a las Barriadas, a las Asociaciones, Ayuntamientos, Colegios, Bibliotecas, y a cualquier local que nos quiera abrir sus puertas. Y quiero, en nombre de mis compañeros y mío propio, agradecer de antemano a los Ayuntamientos, personas físicas y entidades que durante este año y medio, no solo se han ido sumando a nuestra causa, si no que nos han apoyado desde los principios como son el caso del Ayto. de San Roque, el de Los Barrios o la Asociación de Esclerosis Múltiple del Campo de Gibraltar.

En el camino que tenemos por delante, nos encontraremos piedras, acantilados y huracanes, pero la ilusión es capaz de mover montañas. Y como Hércules, lucharemos contra las adversidades con honestidad, respeto y sobre todo, con ilusión por hacer de nuestro proyectos, los proyectos de todo aquel que lo desee.

Como decía, no recuerdo el nombre: “En la vida no hay que dejar cicatrices, sino huellas”. Por ello las pisadas de Hércules son fuertes como la de los dioses del Olimpo y todo el que lo desee estará ahí para verlo y acompañarnos mutuamente en el camino, porque nuestras puertas están abiertas para todo aquel que quiera dejar su huella.

En eso consiste, así de simple y así de complicado, la Asociación Hércules de las Artes y las Letras.

¿Qué es “San Roque Negra”?

Es uno de los proyectos de la Asoc. Hércules. Se lo propuse a la Delegación de Cultura del Ayto. de San Roque, y a Dolores Marchena la Delegada de Cultura le pareció estupenda la idea. Será una jornada completa, el día 8 de octubre, sobre el género negro. Tendremos exposición de pinturas, banda sonora, teatro, mesa redonda, lecturas y firma de libros. Nos acompañara en esta primera ocasión uno de los escritores más importante del género en España, José Luis Muñoz, con montón de libros y premios a sus espaldas y uno de los promotores de la Semana Negra de Gijón

La verdad es que estamos muy entusiasmado con este proyecto al igual que con el Mostramos tu Arte, que coordina Carmen Sánchez en la zona de Manilva, Málaga, con exposiciones de pintura. Mostramos tu Arte ya ha creado precedente en la zona de Málaga, ahora esperamos que el San Roque Negra cree precedente en el Campo de Gibraltar. El aforo es libre y solo esperamos el apoyo de la gente para que salga bien.

¿Las ideas se venden?

En la vida es todo comercialización, aunque sea una simple idea. El concepto venta igual a dinero es erróneo. La negociación es una técnica de ventas y no necesariamente una maquinaria generadora de dinero inmediato. El dinero vendrá por añadidura. Todo en esta vida se vende. En el momento que sacamos ese libro que teníamos guardado en el cajón, la maquinaria de la venta empieza a funcionar. Si vemos una película y nos gusta, la maquinaria de la venta empieza a funcionar. Si tenemos una ideología política, la maquinaria rueda sola. Si queremos convencer a un padre que deje más tarde a su hija o hijo en una fiesta, la maquinaria echa chispas…(suelta carcajadas). No todo lo que se vende es material, ni todo se vende para ganar dinero. Una buena venta genera, por encima de todo, satisfacción. Y conseguir la felicidad de uno y de los demás, es la finalidad.




Una persona anónima enfrentada, cara a cara, con su figura pública. Una mujer de hielo nacida bajo los truenos y  los relámpagos de un martes 13 infernal, hace unas cuantas décadas; una mujer sólida como un iceberg y suave como el tacto del hielo; cálida como el amanecer y templada como Excalibur “Acero que corta”, vehemente y tentadora como los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal es natural como la vida misma, gladiadora y buscadora de la verdad. Una mujer con sus virtudes y defectos, con su pasado y su presente, con sus verdades y sus dudas, con sus temores y sus pensamientos, con sus lágrimas ocultas y su sonrisa llena de ilusión, con sus sueños y sus emociones, esos con los que, más allá de las críticas destructivas y los sin sabores recibidos, recuerda un pasado feliz y refuerza su carácter, su personalidad y sus dones: el carácter de una mujer acuario con ferocidad felina, la personalidad de una pantera y el carisma de un personaje público dedicado al mundo audiovisual que, con esfuerzo y constancia, lleva años brindando su vida a los medios de comunicación, a la cultura y al arte y que, a pesar del murmullo, que los rumores malintencionados incitan hacia la apología de la enemistad, continua en el camino de ofrecer la diferencia necesaria para encontrar opositores que refuercen el sentido de su esfuerzo. ...

                                         ... y Marruecos le devuelve la vida.


Juanjo Sánchez ©

Algeciras, 8 de agosto, 2015


Puntos suspensivos de Joaquín Sabina: "... lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando al punto final de los finales no le siguen dos puntos suspensivos."



lunes, 22 de junio de 2015

Álvaro Aguilar Calvete

ÁLVARO AGUILAR CALVETE - EL CABALLERO DE "LA ALIANZA DE LOS REINOS"  

Nada es lo que una vez fue ni lo que será. El avance y el desarrollo son los pistones que el motor: las ideas, dirigen hacia el progreso. Y si la dignidad es el valor del decoro y la utopía la del indecente cuando las máscaras se desvanecen, los pactos de agresión empuñan armas, las palabras dan paso a la difamación y de los corazones emergen mantis con dimensiones de dragón, el Caballero de la Alianza de los Reinos asoma por el horizonte con el cariño y la ocupación de proteger con su honor, su inteligencia y su ímpetu a quienes, con argucias, han sido víctimas de quienes se sujetan al trono de naipes de sus mentiras.
    
Ingeniero de caminos, caminos que se forman con su cabalgar, es el Caballero de condición medieval al que un día, la naturaleza divina de su concepción, le regaló el sentido de la modestia, de la generosidad, del aprecio y de la educación.

La pureza del medio ambiente en el que se desenvuelve, la influencia de sus sueños y la pasión del sentir, son los inolvidables recuerdos que atesora este personaje, maestro de vocación tardía y escritor amante del Medievo, del misterio, del thriller, de la cultura y del arte.

Álvaro Calvete es descendiente de la persistencia, la resistencia, del poder legendario de las rapaces, la fuerza y la velocidad, la tenacidad y la solidez de carácter, la garra del Águila conquistadora de grandes cimas y complejos desafíos y bondades. La claridad y la suspicacia de sus orígenes castellanos junto a su pasado ancestral en la Serranía de Ronda le abocan a liderar a líderes, pequeños y grandes. 

Ilusionado, de nuevo, por el amor del suave nombre de una mujer, Vanesa coge el timón de su vida y capitaneando el destino, junto a sus novelas, navega en la soledad de sus noches de creación. 


¿Quién está detrás de las novelas “La Alianza de los Reinos” y “La Enviada de Dios”?
    

¡Bueno! Soy yo, Álvaro Calvete Aguilar. ¿Y qué te voy a contar de mí? Es algo complicado. Aunque nací en Ronda, en mi D.N.I. pone que nací en Benarrabá, un pueblecito de la Serranía de Ronda, en la provincia de Málaga, con unos setecientos habitantes, entre los que nos encontramos varios autores literarios, muchos artistas, músicos y poetas. Hay mucho arte y artistas entre tan pocos habitantes.



¿Cómo llegas a Algeciras?

Aunque al comienzo de mi vida, por trabajo de mi padre, Agente Medioambiental, viví hasta los siete años en Jimena de la Frontera, de nuevo por su trabajo hubo un nuevo traslado y nos vinimos a Algeciras, donde ya nació mi hermana Marta, tres años más pequeña que yo.

¿Hacia dónde se dirigió tu futuro?

Hacia la educación. Aunque he de reconocer que hasta que no comencé a ejercer no se despertó en mí la vocación. He descubierto una nueva pasión: los niños y sus aprendizajes. Después de pasar por el Colegio Público “Bahía de Algeciras” y por el Instituto “Levante” de La Línea de la Concepción donde hice Magisterio tuve la suerte de entrar como maestro de Educación Física y de Primaria en el “Colegio Inmaculada” de Algeciras. Mientras, he obtenido muy buenas notas en varias oposiciones pero sin éxito. Existen muy pocas plazas.

Creo que acerté con la profesión que elegí casi por casualidad.

Bueno pero en el camino también se te han despertado las musas de las letras, ¿no?

Comencé muy pequeño a escribir en cuartillas que yo mismo recortaba. Mis primeros escritos los guardo con mucho cariño. Y sí, es cierto que la literatura es otra de mis aficiones, junto al deporte y los viajes.

De ser una afición a lanzarte a escribir un primer libro ¿qué tuvo que suceder para ello?

Dragón Quest es un juego de RPG que me marcó tantísimo que me decidí a escribir “La Alianza de los Reinos”: mi primer libro. Cuando acabé el juego supe que yo también quería contar una historia como aquella. Un libro que describe una historia de aventuras en un mundo ficticio donde la épica, la fantasía, los castillos y las princesas son elementos románticos en la novela.

Los personajes son todos humanos, podrían haber aparecido seres mitológicos pero no, son todos personas ficticias que le dan vida a una novela juvenil del género de la fantasía.

Has hablado hace unos minutos de los habitantes de Benarrabá y que allí hay varios autores e infinidad de artistas. La proporción es bastante alta en comparativa con la población existente, ¿a qué se debe?

(Responde entre risas)

Quizás sean las aguas del Genal, igual que les sucedió a los Hobbits cuando bebieron en el Bosque de Fangorn y les hizo crecer. Tal vez a nosotros nos desarrolla la vena literaria y artística. ¡No lo sé!

Eres muy joven, uno de los pocos que he entrevistado con solo treinta años, así que la respuesta es muy cercana en el tiempo. ¿Qué recuerdas de tu reciente niñez y juventud?

Hasta los siete años pasaba los fines de semana en Benarrabá, el pueblo de mi madre. Luego también, pero ya era más complejo ir desde Algeciras. Desde Jimena en media hora llegabas al pueblo, luego ya tardabas más. Y recuerdo como jugaba todo el día en la calle con mis amigos. Hoy eso se ha perdido. Los meses de verano, que los pasaba allí, poco pisaba la casa. Era una vida sana rodeada de naturaleza y de valores, sin preocupaciones algunas, sin desconfianzas; las puertas de las casas se dejaban abiertas, se vivía con mucha tranquilidad y calidad de vida.

Hoy día cuando echo la vista atrás me llama mucho la atención. Aquello que viví hace poco más de veinte años ya no existe. Era otra época. La era digital ha hecho mucha mella y los excesos hoy día están muy acusados. No es mala la era digital, pero con límites y medidas más definidas sería mucho más provechosa y la vida más equilibrada.

¡Muy bien hablas de Benarrabá!

Y lo que puedo seguir hablando. Podría volverme loco haciéndolo. Es un pueblo junto al Río Genal que desprende magia y hechiza a quien va por primera vez. Su gente es amable, cercana, acogedora; aunque no conozcan al forastero le saludan, le agasajan, le atienden como a uno más de los suyos.

Los productos gastronómicos son todos buenos y baratos, los pocos bares que hay siempre están llenos. Sus paisajes son los de un paraíso terrenal. ¿Qué voy a contar de mi pueblo que no sea cierto y atractivo a la vista y al sentir de su gente y de quienes nos conocen? No sería bien nacido si no fuera agradecido. Y sí, soy un enamorado de aquellas tierras.

De nuevo será el Genal la pócima de mi agradecimiento.



Una niñez con abuelos es lo mejor, ¿verdad?

Tuve la suerte de conocer a los cuatro. Y aunque recuerdo a todos, con mis abuelos de Zamora, Aurelio y Ana, los progenitores de mi padre, no tuve todo el trato que me hubiese gustado por la distancia; solo en verano cuando íbamos a verles, y a pesar de que mi abuela paterna fuese de Algatocín, también de la Serranía de Ronda. A mi abuelo Aurelio, le recuerdo muy estricto. Todo había que hacerlo al milímetro, nunca andar descalzo, siempre dentro de un orden, de otra época, que él se encargaba de vigilar. Para un niño como yo que venía de estar todo el día jugando en Benarrabá, llegar allí me resultaba duro. Mi padre ha heredado esa rectitud, pero los tiempos cambian. Es una persona que sabe adaptarse y dejarse querer. La verdad que tengo la suerte de tener unos padres muy buenos, que tanto a mi hermana como a mí nos han dado, y nos siguen dando todo, y que siempre se han portado con nosotros de forma inmejorable. Solo tengo palabras de agradecimiento para ellos.

Y respecto a mis otros abuelos, los de Benarrabá, pues eran gente del pueblo con las características y similitudes de los habitantes que te he descrito antes.

¿Qué te emociona?

¡Soy una nena! Y encima me encanta. ¡Qué le voy a hacer! Soy muy emocionable. Con cualquier cosa se me puede saltar una lágrima y a veces las emociones me ponen en un aprieto. Cuando presenté La Enviada de Dios, nada más comenzar con los agradecimientos, cuando nombré a mi hermana, quien no pudo venir por estar en Madrid, donde vive, las emociones me comenzaron a azorar.

Es decir, tus motivaciones tienen que ser apoteósicas.

Pues sí, me motiva cualquier cosa.

A pesar de ello, mi mayor motivación es que se lea lo que escribo, y que quien lo haga le guste, se enganche a la lectura, aprenda, quiera seguir leyendo más allá del final. Esa es mi verdadera satisfacción. Hay quienes me han dicho que, en el caso del segundo libro, le ha sido tan fácil de leer que, incluso con algo más de trescientas páginas, lo ha leído en muy poco tiempo. Creo que tú tienes el récord.

Bueno, no rememoremos la gesta. ¿En que número de ventas ha estado este segundo libro?

Entre los cien primeros, en España ha estado máximo en el número cuatro del género policiaco, de suspense y negro.

¿Cuánto tardaste en escribir “La Alianza de los Reinos”?

Cuatro años. Escribo cuando puedo ya que el colegio me ocupa mucho tiempo. Cuando se tiene otro trabajo es muy complicado escribir. Te quita mucho tiempo. 

¿Es cierto que las musas aparecen en la soledad y entre los claroscuros de las sombras de las noches?

Me gusta escribir de noche con la lamparita encendida, en la soledad, con un foco que defina la oscuridad, con los auriculares puestos y la música instrumental de bandas sonoras o música clásica de fondo, ambientando los lugares mágicos que voy creando como escritor. Y la magia se transforma en literatura.

¿Y el segundo, “La Enviada de Dios”?

Soy de los que se lo toman con mucha tranquilidad. El segundo lo acabé de escribir antes de comenzar a trabajar con los niños en el colegio. Quizás si no lo hubiese terminado antes, aún no estaría en el mercado. Suelo tardar varios años. Me gusta informarme, investigar. Soy muy meticuloso, reviso y reviso, y sigo revisando. “La Enviada de Dios” ha sido una obra muy laboriosa que me ha obligado a conocer Barcelona y sus calles; sus direcciones, el tráfico, sus monumentos…

Volviendo a la enseñanza. ¿Cuál es la mejor que se puede recibir?

El ejemplo. No se puede enseñar sin dar ejemplo.



¿Dónde se encuentran tus metas? 

Todos los años, al comienzo de enero, me propongo las que considero. Las escribo y las voy tachando conforme las voy alcanzando.

Son objetivos a corto plazo. La vida hoy no está preparada para que hagamos muchos planes en el futuro lejano, sino para ir cumpliéndolos poco a poco. Igual mañana surge algún imprevisto e impide que se logren metas que estaban organizadas. Igual mañana ya no esté aquí con vosotros. Esto nunca se sabe. ¡Carpe Diem! 

Por desgracia la vida de hoy es como de usar y tirar. No se pueden hacer grandes planes.

¿Intranquilo por la crisis de los treinta?

¡Vaya pregunta! A veces pienso en la muerte, no lo niego. Estoy casi en la mitad de mi vida y con el doble estaré cerca de la jubilación. No sé si es crisis pero sí que me planteo muchas cosas.

A este ritmo, cuando llegues a los cuarenta ya me contarás. ¡Vaya respuesta!

Mi novia me dice a veces que me he preocupado demasiado joven por cosas que quizás no hayan sido de mi edad, pero he sido y sigo siendo así. Me preocupa la educación, la política, la sociedad, la religión…, cosas que con veinte años ya ocupaban mi pensamiento. Hoy me ocupo en ser feliz.

¡Un escritor que no viaje, no es escritor ni “ná”!

Yo he viajado mucho, me encanta. He ido a París, Roma, Florencia, Londres, Lisboa, Miami, Dubai, Barcelona, New York… Me pateo el mundo cuando puedo, y este año ya tengo planeado ir a la Costa Oeste de Estados Unidos y Hawaii.

Vale, aclarado. Eres escritor.

(Las risas se suceden)

¿Te inquieta algo?

El perderme cosas en la vida, el dejar de conocer, el no conseguir lo que deseo, en pensar que en un lejano futuro pudiera arrepentirme de no haber disfrutado más de lo que lo haya hecho… Quiero ser feliz y en el camino disfrutar de modo intenso y vivir lo máximo posible.

Pero la vida eterna no es una realidad ¿o sí?

Aunque seamos o no creyentes, pero más aún si lo somos, creo que no estamos preparados para descubrir en vida el desenlace del siguiente paso tras la muerte física. Hay un relato anónimo que me parece genial. Lo protagonizan dos gemelos en el vientre de la madre.

Uno le decía al otro:

-       Oye ¿tú crees en mama?
-       ¿Mamá? –decía el otro– Mamá no existe. ¿Tú la has visto?
-       No, yo no la he visto, pero la siento. Y a veces, si presto mucha atención, hasta la escucho.
-       ¡Anda ya! ¿Cómo va a existir vida fuera de la placenta? Es imposible la vida fuera de aquí. Estamos conectados por un cordón umbilical.
-       Bueno ¿no será que no estamos preparados para esa vida fuera de la placenta? Igual no. Tal vez nos imaginamos esa vida como es la que conocemos ahora.
-       No, no, olvídate. No es posible la vida fuera del útero, y Mama, ¡no existe!

En definitiva, creo que es una cuestión de fe. Pienso que no estamos preparados para comprender lo que vendrá después. Hasta que no lleguemos al nuevo nacimiento nuestro raciocinio no trascenderá al conocimiento más allá de la reencarnación, la salvación o la vida eterna.

¿Miedo a la muerte?

Le tengo respeto. Si estuviese cercano a ella seguro que me aterraría, aunque más que eso, entraría en un cuadro de profunda tristeza. En la zona en la que vivo, el Campo de Gibraltar, existe un índice demasiado alto de casos de cánceres, y si yo ahora muriese joven la pena vendría por no disfrutar más de mi hermana, de mis padres, de todo lo que la vida me puede dar: los viajes que deseo realizar, las novelas que quiero escribir, los éxitos que aspiro tener, la educación que anhelo ofrecer, las aventuras que aún están por emprender…

¿Mano dura, mano blanda o pasotismo?

Un líder tiene que tener autoridad, esto es indiscutible, pero para ello no es necesaria la mano dura sino saber conseguir el respeto sin alzar la voz. Hay que ser ejemplo, hay que ofrecer cosas que no suelen ofrecerse con frecuencia, cosas atractivas y que llamen la atención, y siempre hay que saber tratar a los demás teniendo en cuenta sus virtudes y defectos. Nunca reprochándoles los errores, siempre enseñando a aprender, a conseguir las metas. Es decir, saber motivar a otros para que lleguen a ser líderes.


Un William Wallace seguidor de las sagas de juegos de rol y amante del verde primavera y del negro dulce del chocolate, se deleita con el aroma a tierra mojada, con la gastronomía y la esencia de un pueblo orgullo andaluz.

Comprometido con la sociedad y con la educación no acaba de desenmarañar los sentimientos encontrados que le produce la actividad socio-política en España.

Católico, apostólico y romano es crítico de la Santa Madre Iglesia y no por ello detractor. Opina sobre uno de los grandes aciertos de los últimos años en la iglesia: el Papa Francisco, de quien se declara seguidor.

Álvaro es un coctel explosivo de sensibilidad, de generosidad, de amistad, de, en definitiva, amor a la buena educación, al saber estar, a la misión que tiene la formación en las escuelas, a la diplomacia y la coherencia entre seres racionales.

Afortunado bajo el amparo de una familia trabajadora, luchadora y educada en los viejos valores, no lo ha sido tanto en el, tal vez, complemento aristocrático necesario para sentirse en plenitud, quizás por la aspecto de buena gente y, por encima de todo, genuino corazón. Dolido por la traición y agradecido por el afecto y la ayuda de los demás, la sonrisa fresca y cómplice, reservada y discreta, de su pareja, una farmacéutica responsable y divertida, una mujer, como asevera el protagonista de esta historia, de las de antes, hace que el desafío del Universo se torne encubridor del destino que los astros le tienen reservado a ambos: el triunfo.

Juanjo Sánchez © 

22 de junio, 2015. Hotel Reina Cristina, Algeciras – Cádiz – 

“¿Y que te voy a contar de mí? Es algo complicado.”

Decía al comienzo de la entrevista Álvaro Calvete.





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