lunes, 1 de junio de 2015

La enviada de Dios - Crítica literaria -

NOCHE INQUIETANTE. NOCHE EN VELA. NOCHE DE SUSPENSE, INTRIGA y AVENTURAS.

¿INDESCRIPTIBLE? 

Sí indescriptible. En estos momentos, el sabor y el aroma que me ha dejado rumiando la última novela que he acabado de leer, es el sabor a sorpresa, a agrado, a enigma; un sabor que detrás de 336 páginas pide más. Es esta una novela que llevaba leída casi por su mitad y que por circunstancias del destino, ese maldito o bendito cómplice, no retomé, después de varias semanas queriéndolo hacer, hasta la pasada madrugada. He de reconocer que no se me ocurre otra cosa que, antes de tumbarme en la cama y dejar que el sueño me venciera leyendo, comprobar en Google Earth un par de coordenadas geográficas que, al reanudar la aventura de leer esta novela, en su capítulo 39 se reseña.

¡Que fatídico error!

¿O prometedor acierto?

Lo evidente ha sido, y sigue siendo, mi deslumbrado asombro. Cada vez que me introducía en cada personaje, en cada situación, en cada recoveco de una trama, - ¿con visos de cierta realidad? - algo rompía dentro de mi razón. Una trama muy conseguida. Tanto es así que alrededor de las dos y media de la madrugada y tras hacer indagaciones, decido iniciar el libro desde su comienzo.

¡Mayor perdición!

¡Me he bebido el libro en seis horas y poco más de lectura ininterrumpida! La primera vez que un libro me atrapa de este modo como lo hacen los atrapa sueños indios con las pesadillas. Ni siquiera el Código Da Vincci de Dan Brown lo leí tan rápido. Tardé alguna noche antes de dormir, pero no fueron menos de tres o cuatro. Quizás sea porque la trama de este último trate de descubrir ciertos misterios del pasado, y este otro, este maldito y condenado libro me haya absorbido, me haya impregnado de cada uno de sus pasajes, de cada uno de sus capítulos por estar ambientado en la actual Barcelona; el hechizo que ha conseguido en mí quizás sea debido también, porque no decirlo, a que no hace mucho regresé del lugar, después de casi dos años viviendo allí, donde se inicia la novela. Me reitero en la duda, ¿ficticia? Tal vez esos visos de realidad cuestionable, para mí, le de mayor valor incluso que el que posee Il codice da Vinci . La cercanía con sus paisajes, sus monumentos, las claves y sus secretos, las direcciones reales, las secuencias, las experiencias, el Ying y el Yang - en definitiva son el inicio y el fin - y los caprichosos designios del destino hacen que me haya seducido de tal forma como me ha seducido una de sus dos protagonistas.

Un sabor dulce de venganza, un cierto gustillo a metal oxidado, a la amargura de la muerte y a la sensación de apetito son los cuatro puntos cardinales que en estos momentos siguen galopando en la búsqueda de la cordura que una novela, con tintes de posible Best Seller, - ¡Ojala! - me ha imbuido.

La novela: La enviada de Dios, su autor Álvaro Calvete Aguilar, un benarrabense maestro de escuela y ciudadano algecireño.

Más información sobre su autor en el siguiente enlace: http://goo.gl/I372Oi

Juanjo Sánchez ©
Algeciras, 1 junio, 2015