Amanecer soleado que arrancas turbulencias,
que disipas las algarradas
que despuntas luminoso,
que aportas sosiego tras las borrascas;
Amanecer alegre que regresas,
que cubres las tierras de aliento
sin inmutarte, con sosiego;
que arropas al ánimo,
que esparces semillas atractivas
de sonrisas y agasajos.
Amanecer cálido,
que obsequias con laureles y nardos,
jazmines y rosarios;
goteo de brisa sureña, abrigo tibio criollo, cobijo natural.
Amanecer lúcido que brindas besos y arrumacos,
adornos y destellos,
que llenas almas que se curan, que se apartan, que se expresan en el alba;
amanecer que apartas la efímeras sombras de las alabardas, de las serpientes y las arañas.
Enérgico amanecer,
mudo testigo de mis lágrimas,
habitáculo de la fraternidad,
oyes los cánticos de la madrugada.
Amanecer laureado que propicias triunfos,
que esclareces dudas, que ofrendas calma,
amaneces brillante después de las tronadas
tributas reposo y admiración, asombro y exaltación.
Juanjo Sánchez © All rights reserved
5 de enero, 2016